sábado, 1 de septiembre de 2012

¿Dónde nos hemos metido?


Las horas y los días pasan y todo empieza a tranquilizarse. Poco a poco, lo que parecía una locura, parece muy raro; lo muy raro, se queda en un simple raro; y lo raro ya empieza a ser normal. Ver a los chinos con la camiseta levantada hasta el ombligo, escupir pollos del tamaño de una pelota de tenis, verles comer en un rincón de las tiendas, cruzar la calle arriesgando la vida, las miradas cuando pasamos y hablamos… Todo se está empezando a tranquilizar. Lo único que me preocupa es que en unos meses, veré que los chinos hacen cosas que ahora me parecen una ida de olla, pero que me parecerán de lo más normal. ¡Qué locura!

Todavía no llevamos aquí ni 5 días, y tengo que la sensación de que llevamos como 2 semanas. Debe ser porque todo es nuevo y todo parece importante. Pero no adelantemos, como dice ese refrán catalán: “de mica en mica, s’omple la pica”.

Me voy a saltar la parte de turismo por la ciudad de momento y voy a centrarme a relatar pequeñas experiencias que me han ido pasando durante estos últimos días que no pueden dejar indiferente a NADIE.

1.    El misterio del robo de la botella de agua. El título parece de broma, pero es que la historia tiene su guasa. ¿Alguna vez os han robado algo y después habéis pensado que el ladrón es un auténtico IMBÉCIL? Pues esa fue más o menos la sensación que tuve.
La cocina. Detalle: el fogón todo quemado.
En mi residencia, la cocina (fogón, 3 picas de agua, microondas, nevera y congelador) se comparte con toda la gente de las habitaciones de la planta en la que vives. El edificio tiene 14 plantas, de las cuales en 12 hay habitaciones, y cada planta tendrá unas 20 habitaciones en las que duermen 2 personas. Yo soy de letras, ¡pero eso es un huevo y medio de gente para una cocina! En definitiva, que tenemos una mini nevera y una cocina para toda la planta y hacer la compra semanal es más complicado que maquillar a Belén Esteban. De momento tiramos de comidas fuera (total llevamos 2 días comiendo por menos de 2€) y de cenas con cosas fáciles de hacer, del tipo nuggets, salchichas y pinchitos. Volviendo al tema, la historia empieza el pasado miércoles después de nuestra visita al Parque del Agua (
水上公园). Con motivo de mi deshidratación extrema decidí meter media botella de agua que me había sobrado de nuestra primera cena en el congelador para que me refrescara mucho más.
Parece muy limpia, pero esto no pasaba nunca.
Cuál fue mi sorpresa al volver al cabo de 30 minutos que algún desalmado se había llevado mi botella de agua. Mi reacción fue un: ¿PERO QUIÉN HA SIDO EL MEMO QUE ME HA ROBADO MEDIA BOTELLA DE AGUA? Pero vamos, que me lo tomé a broma, pero la cara de tonto se te queda durante un buen rato. Si lo llego a saber meto agua del grifo y al menos el ladrón hubiera tenido una buena diarrea a mi costa. Al escribir esto, me he dado una buena idea para una posible “venganza” MUAHAHAHA.


2.    La chabola de las fotos. Con el tema de papeleo que tenemos que arreglar en la universidad, una de las cosas que teníamos que entregar eran fotos de carné. Yo, muy inteligentemente por mi parte, me las he olvidado en casa. Así que tenía que ir en busca de una tienda en la ciudad. Sé lo que estáis pensado: “Pan comido, ¿no?”. Justamente pensaba lo mismo. Como estuvimos por el centro el jueves, busqué y rebusqué pero no encontré nada y el viernes decidí preguntarle al coordinador que me diera una dirección. Su respuesta fue llamar a un chino que está estudiando español que se llama Leonardo. A este muchacho lo conocimos el martes cuando nos acompañó hasta el supermercado. Pues bien, la idea era ir a una tienda de fotos y cámaras que está al lado del campus, pero estaba cerrada porque      (sinceramente no sé el motivo, pero creo que estaba cerrada porque al propietario no le había dado la gana de abrir. Eras las 10 de la mañana, así que lo de madrugar no se destila en esa tienda). Y hemos tenido que ir a otra. Pero no a una tienda, era una casa, pero para que os pongáis más en situación era una auténtica chabola. Una mujer que tenía un “estudio fotográfico” en una habitación de su casa. Con “estudio fotográfico” me refiero a que entre trastos de cocina, platos, ropa, fotos de su hijo, un gato y una mesa, había una fotocopiadora, una cámara, un banco para sentarse y una máquina para copiar las fotos en papel fotografía. En parte ir con el chico ha sido agua bendita porque ha hecho de intérprete y le ha contado a la mujer cómo tenía que ser el tamaño de la foto, cómo tenía que salir, etc. ¿Dónde está el PERO? Pues que en China el fondo de las fotos de carné es rojo. Ya sabéis, ¿no? Al final me han salido 12 fotos por unos 2 €, pero vamos que esas fotos serán para regalarlas, porque no sirven en ningún otro lugar fuera de China. Así que cuando me veáis de vuelta, preguntadme por una de ellas.


3.    El policía de ChinaMobile. Caminando el viernes por los alrededores de nuestro campus universitario, nos hemos topado con una tienda de ChinaMobile, equiparable a una tienda Movistar o Vodafone en España. Como andamos detrás de un móvil chino, hemos entrado a preguntar. El policía nada más entrar ha soltado un gran “Hello!” para luego ponerse a hablar en chino a una velocidad que ni Alonso saliendo de la Pole Position. Al pasar un rato y mirar precios y demás, el policía nos ha preguntado que si éramos norteamericanos (¿hola? ¿norteamericanos? Lo dirá por los ojos azules, supongo ¬_¬). Al decirle que no, que éramos españoles ha exclamado un “¡Oh!” y así, por arte del birlibirloque, se ha puesto dos dedos en la cabeza y ha empezado a imitar a un toro incluso se ha puesto a dar como patadas y embestirnos (¡Olé tus cojones, José Tomás!). En ese momento, he tenido que parpadear como 10 veces porque no podía creer lo que estaba viendo. Simplemente he pensado: Esto es LAMENTABLE y LAMENTABLE. Suerte que no se ha puesto a bailar flamenco, porque entonces ya sí que me caigo muerto allí mismo.


4.    ¡Qué apañao que eres Dimitri! Para aquellos que no os acordéis, Dimitri es mi compañero de habitación por el momento. Pues el otro día, coincidimos en el cuarto unos 10 minutos y su novia que hace de intérprete, me preguntó dónde vivía exactamente en España, porque (el mundo es un pañuelo, lo que digo) su tía vive en Córdoba. Y la cosa no acaba aquí. La relación de compañeros de habitación es complicada, teniendo en cuenta que yo no hablo ruso y él ni inglés ni chino. Pero el otro día, al llegar se me puso a hacer aspavientos y gestos raros y yo en plan “¿Qué querrá decirme? ¿Qué le caigo bien? ¿Qué no le gusta China? ¿Qué quiere mucho a su novia?” Al ver que no me enteraba de nada, cogió el teléfono de la habitación y llamó a su novia para que me dijera algo.
Algunos de los caramelos que me regaló Dimitri.
¿Queréis saber la respuesta de la muchacha? Pipipipipipipi. Pues eso, que le colgó descaradamente. El pobre muchacho se quedó con el aparato en la mano y empezó a decir algo en ruso que no puedo entender, pero tal y como lo decía no parecía nada amable. Luego deduje, que lo que quería decirme es que se había llevado la fregona para limpiar el suelo. Pero bueno, la cosa va bien de momento: me regaló caramelos el otro día y me pidió que si podía ver la TV que su novia no le dejaba, en plan ¡por favooooooooooor! Me parto con este ruso.

¡Mucho más en breve!

Vistas de la ciudad de Tianjin al caer el sol desde la ventana del 9º psio de mi residencia.

1 comentario:

  1. Però vau aconseguir mòbil o no? OMG visca els espectacles!!!


    PD: em demano una foto, aquí serà la bomba!

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