MIÉRCOLES
12 DE JUNIO DE 2013
A las 5:50 de la mañana sonó el
despertador. Aquel iba a ser el día que todos esperábamos ansiosos: tocaba
enfundarse la equipación (mallas, camiseta negra y bambas) y competir.
A las 6:30 teníamos el desayuno y
vimos que muchos de los participantes ya habían acabado. Prácticamente todos
estábamos alojados en el mismo hotel, así que nos veíamos cada dos por tres, si
no por los pasillos, en el comedor.
Una vez nos pusimos la ropa, nos
colgamos al cuello la identificación y nos pusimos crema de sol (había
previsión de altas temperaturas durante todo el día), bajamos al lobby del
hotel para tomar el autobús que nos llevaría al lago donde se iba a celebrar la
competición.
Al llegar al recinto, enseñamos
nuestras identificaciones (esto te daba un nivel considerable) y caminamos
hacia la zona de descanso, donde todos los equipos tenían que estar para
descansar entre regata y regata.
A la competición habían invitado un total de 42 universidades, con un otal de 62 equipos y aproximadamente había unos 1000 estudiantes que participaban. Además, había estudiantes de 22 nacionalidades distintas. ¡La emoción estaba servida!
Nosotros parecíamos que íbamos
siempre con 10 minutos de retraso (o incluso 1 hora) con respecto al resto de participantes
porque al acercarnos a la zona de descanso todos los equipos estaban colocados
en sus respectivas zonas, algunos calentaban y otros simplemente se relajaban.
Todos los equipos emanaban profesionalidad y orden, nosotros parecíamos unos campesinos
que pisábamos la ciudad por primera vez: alucinando, con los ojos abiertos como
platos y sin saber dónde teníamos que ir.
Aparecieron los dos estudiantes de
la universidad que nos representaban, también bautizados como happy flowers (que tampoco se enteraban
de la misa la mitad) y nos dijeron que teníamos que buscar una carpa para dejar
todas las cosas, colgar nuestra bandera (¿bandera? Por lo visto, se suponía que
teníamos una bandera) y que fuera nuestro punto de reunión y descanso durante
toda la competición.
Nos llevaron hasta una que estaba
justo al lado del dique donde los participantes se embarcaban en los botes de
dragón. A mí me parecía muy raro que nos dejaran estar allí, pero los happy
flowers nos dijeron que habían preguntado y que nos quedáramos allí.
Sacaron las banderas. Una que ponía Equipo
Corea (azul y amarilla) y otra que ponía Equipo Europa (amarilla y roja). La ondeó Tamara,
una de las rusas e hizo el gesto para pasársela a Josh, pero como es
australiano, el hecho de coger una bandera europea no le hacía mucha gracia.
Habíamos hecho un poco más de piña esos dos días, pero equipo, lo que yo
entiendo como equipo para competir, no éramos, y se notaba a kilómetros de
distancia. Los coreanos eran un caso aparte. Ellos se conocían y tenían una
ventaja: hablaban todos el mismo idioma, así que era más sencillo, nosotros
teníamos que mezclar inglés y chino y ni por esas, porque había uno que sólo
sabía ruso, nada de inglés y su nivel de chino era bastante bajo. Equipo no,
pero ilusión teníamos y eso es lo que cuenta.
欧洲大学生队 - Equipo de estudiantes europeos |
韩国大学生队 - Equipo de estudiantes coreanos |
Nosotros seguíamos con nuestra
fiesta particular, haciéndonos fotos, riendo, comentando esto, criticando las
pintas de otros, cuando se nos acercaron varios voluntarios de la competición a
decirnos que teníamos que largarnos de allí, que esa zona estaba pensada para
colocar los chalecos salvavidas y los remos. Lo he coloreado un poco, porque en
realidad lo que nos dijeron fue un: ¡ESTORBÁIS!
Así que tuvimos que dar vueltas para
encontrar un lugar donde plantar el campamento. Y no sólo eso, también teníamos
que buscar una carpa, porque nos habíamos quedado sin por llegar los últimos.
Tocaba que los happy flowers fueran a buscar una para refugiarnos del
sol que ya comenzaba a picar y sólo eran las 8 de la mañana.
¡Pues la encontraron! Y los muchachos
chinos que nos acompañaron la llevaban a cuestas. El problema entonces fue: ¿dónde
la ponemos? Era una situación parecida a clavar la sombrilla en la playa
cuando está llena hasta la bandera. Así que un poco a lo loco plantaron la
carpa delante de la de los muchachos de la Cambridge University. Esta
fue la reacción en perfecto inglés (yo os lo traduzco por si acaso) y con una
sonrisa de oreja a oreja del cabecilla de la manada cuando nos vio colocando la
carpa justo delante de la suya.
¿Dónde se supone que vais? Aquí estamos nosotros.
El tonito en el que lo dijo era para
soltarle un par de guantás con la
mano abierta y quedarse bien a gusto, pero los enemigos ese día estaban en el
agua, no en la zona de descanso. Le explicamos la situación y entonces exclamó:
Un momento porque si os ponéis delante, tapáis nuestro
escudo de armas.
Otra torta que te hubieras llevado. Descolgó el escudo de armas y lo colgó en un lateral y
se acabó el conflicto. Todos felices y nosotros con un sitio para refugiarnos
del sol y descansar entre regata y regata.
La hora del inicio de la competición
se acercaba peligrosamente así que nos pusimos a calentar. Normalmente cuando
uno va a una competición y es profesional, uno corre un poco, hace unos
estiramientos, unos saltos, activa bien el cuerpo, incluso se hace algún
abdominal o alguna flexión. SI ERES
PROFESIONAL. Nosotros éramos a la profesionalidad lo que Wert como
ministro: una broma. Nosotros hicimos cuatro estiramientos rancios, cuatro
saltitos y venga, a rajar de la peña que no paraba de calentar.
Cada equipo iba a tener 4 regatas:
2 de 200 metros (por la mañana) y 2 de 500 metros (por la tarde); y había 3
modalidades: masculina, femenina y mixta.
El orden de participación era el siguiente:
PRUEBA
|
MODALIDAD
|
200 METROS (I)
|
MIXTO
|
200 METROS (I)
|
FEMENINO
|
200 METROS (I)
|
MASCULINO
|
200 METROS (II)
|
MIXTO
|
200 METROS (II)
|
FEMENINO
|
200 METROS (II)
|
MASCULINO
|
500 METROS (I)
|
MIXTO
|
500 METROS (I)
|
FEMENINO
|
500 METROS (I)
|
MASCULINO
|
500 METROS (II)
|
MIXTO
|
500 METROS (II)
|
FEMENINO
|
500 METROS (II)
|
MASCULINO
|
Llegó el momento de conocer las
series y nosotros salíamos en la 3ª serie y los coreanos en la 1ª. Había 4
series de mixto en total. Del resto de modalidades no tengo ni idea porque como
no participábamos no sé como funcionaba, pero creo que había unas 3 series por
regata.
Desde la zona de descanso para los
deportistas (suena profesional y todo) no podíamos ver la zona de regata, por
lo que no podíamos ver ninguna regata a no ser que camináramos unos 10 minutos.
Algo que me sorprendió y me alegró
al mismo tiempo fue la organización que fue IMPECABLE. Iban todos compenetrados, a la hora, avisando con
antelación, cumpliendo los tiempos y distribuyendo los equipos con eficacia.
Pocas veces se ve un trabajo tan bien hecho y tan organizado en China, os lo
digo por experiencia.
Lo bueno de la competición es que
había regatas constantemente, por lo que se montaban los primeros, remabas un
poco para calentar un poco el hombro (si no te lo habías calentado ya a
manotazos como hacían unos rusos), y cuando estabas en posición de salir, se
montaban los de la segunda serie. Por lo que cuando acaba la 1ª serie, los de
la 2ª serie ya estaban llegando al lugar de salida. Los de la 1ª serie volvían
y entonces se montaban los de la 3ª serie, así dejaban un tiempo para que se
calmaran las aguas y no había largas pausas entre regata y regata. Cuando
acaban los equipos mixtos, iban los equipos femeninos, y los equipos masculinos
cerraban las series. De esa forma, siempre había una regata, tenías tiempo de
calentar y no hubo aglomeraciones.
Antes de empezar a contar la que dio de sí la competición es dejo un vídeo de una regata, para que os hagáis una idea de cómo funcionan, cómo son las embarcaciones y para poneros un poco en situación. No es de nuestra competición (no he encontrado nada por las redes ni tengo vídeos), pero es del año pasado y sirve para romper un poco con la tónica.
Así que allí estábamos los 10 miembros
del equipo europeo, algo nerviosos pero con ganas de competir y disfrutar de la
regata. En eso vemos que llegan los equipos de la 1ª serie, y los coreanos
pobres que no llegan, ni se les ve por ninguna parte. Estábamos a la espera
porque los de la segunda serie ya salían y teníamos que ir tirando millas. 5
minutos después aparecen los coreanos por el dique a carcajada limpia y MOJADOS de arriba abajo. Por lo visto,
quedaron tan atrás del resto del equipo que las olas de los remos del resto de
competidores les tumbó la barca y todos al agua. No hubo que lamentar ni daños
materiales ni heridos, por suerte. Un susto y un bañito en un agua verdosa que
da asco, pero bueno, ¿y la anécdota que te llevas a casa?
Montados antes de salir. |
Nos montamos y empezamos a remar.
Algo en el estómago que te hace un cosquilleo. Había ganas, yo me moría de
ganas. Lo que no he contado de los equipos mixtos es que son de 6 chicos y 4
chicas, pero nosotros (si quieres saber cómo fue todo el proceso, haz clic
aquí), éramos 6 chicas y 4 chicos, por lo que no teníamos tanta fuerza, ni seguro
que tanto entrenamiento, pero confiábamos en que podíamos hacer un buen papel.
Llegamos a la línea de salida.
Competíamos con 4 embarcaciones más. No recuerdo con quien, porque había tantos
equipos de tantas partes distintos que aquello era imposible. Solo sé que
estaban los de Cambridge y pensé: Hay
que quedar por delante de ellos por fliparse tanto con el tema del escudo de
armas.
Hicieron una breve presentación por
megafonía
En la calle número 2, ¡el Equipo Europa!
En ese momento me fijé que había una
televisión grabando (básicamente pasó una lancha motora por delante nuestro
cuando dijeron nuestro nombre con un tipo que sostenía una cámara) y había
gradas y gradas llenas de gente a nuestra derecha. Aquella iba en serio y me
estaba encantando. Teníamos que esperar un par de minutos desde que se llega a
la salida, hasta que se da el pistoletazo, allí se tira un cohete (conociendo
la pasión que tienen los chinos por la pirotecnia no me sorprendió). Y 10, 9,
8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1…. ¡PAM!
Rema, rema, dale, sigue, rema, vamos, joder, no puedo,
rema, rema.
Eso pasaba por la cabeza. Intenté no
mirar a los lados para ver cómo iban el resto de equipos, pero no lo pude
evitar y vi que íbamos bastante últimos, así que lo das todo por dignidad. Al
final hicimos un impulso final, gritando muy fuerte, pero nada. ÚLTIMOS. Aunque cerquita de los
segundos y los terceros. Los primeros llegaron bastante sobrados.
Tocaba descansar, coger aire y sobre
todo aguantar la barca, porque con el oleaje que había, que volcara era muy
fácil. Volvimos suave hacia el dique. Bajamos y a descansar para la siguiente
prueba.
En ese momento aprovechamos para ver
unas cuantas regatas y perdernos un poco por el lugar. El parque realmente era
precioso, el agua no, pero el resto valía la pena.
Tras un buen descanso tocaba la
segunda serie. Volvíamos a estar en la 3ª serie y los coreanos en la 1ª. Esta
vez no solo no se les volcó la barca, sino que quedaron terceros en su serie de
cuatro equipos. Eso nos picó, porque si teníamos alguna “esperanza” de hacer
algo en esa competición era por nosotros, porque los coreanos eran bastante
malos. En ese momento, nos juntamos todos y dijimos: No podemos quedar
últimos, ¡A DARLO TODO!
De nuevo en la línea de salida y de
nuevo la breve presentación con la televisión grabando. Teníamos otra vez otros
3 equipos más. Cuenta atrás y ¡A REMAR!
¡A por ellos! |
Esta vez lo dimos todo, todo, todo.
Remamos con todo lo que teníamos dentro. Levanté la cabeza de nuevo y vi la
cabeza del resto de botes: ¡íbamos los primeros! Había que seguir dando el
máximo. Y lo dimos, nos dejamos la piel remando y al final GANAMOS LA REGATA. No me lo podía creer. Solté un grito que vamos,
ni que hubiera marcada en el último segundo del Mundial o me hubiera llevado un
Grand Slam. Todos estábamos que no nos lo creíamos, ni siquiera los chinos que
estaban con nosotros en el barco, que se habían apostado que si ganábamos se
tiraban al agua. Levantamos los remos al aire, lo celebramos, nos abrazamos…
¡Ver para creer! Sentí una felicidad inmensa en ese momento. Creo que es la
imagen más bonita que tengo en el recuerdo que me llevo de mi viaje a Taiyuan.
Al llegar a nuestra carpa todo era
felicitaciones, abrazos y palmaditas en la espalda. Nos confirmaron que nuestra
marca había sido la mejor de la serie y que habíamos quedado primeros.
Y entonces vino el momento en el que vino la tele a hacernos entrevistas (yo me aparté porque no tenía ganas de salir, POR SI ACASO, aún me veía en el APM de China), vinieron autoridades a saludarnos y a hacerse fotos con nosotros. Caminando por allí también me topé con un matrimonio de Valencia con 4 niños que llevaba un par de años viviendo allí y que habían salido a echar un vistazo a la competición y al ver un equipo europeo se acercaron a ver si había algún español: y ahí estaba yo. Charlamos un rato mientras los chinos flipaban (porque los 4 niños no paraban de revolotear y ver un matrimonio con 4 hijos en China es algo chocante) y me desearon buena suerte para las regatas de la tarde. Aquello parecía un sueño, sólo faltaba que se presentara el embajador. Living the dream que se diría.
Y entonces vino el momento en el que vino la tele a hacernos entrevistas (yo me aparté porque no tenía ganas de salir, POR SI ACASO, aún me veía en el APM de China), vinieron autoridades a saludarnos y a hacerse fotos con nosotros. Caminando por allí también me topé con un matrimonio de Valencia con 4 niños que llevaba un par de años viviendo allí y que habían salido a echar un vistazo a la competición y al ver un equipo europeo se acercaron a ver si había algún español: y ahí estaba yo. Charlamos un rato mientras los chinos flipaban (porque los 4 niños no paraban de revolotear y ver un matrimonio con 4 hijos en China es algo chocante) y me desearon buena suerte para las regatas de la tarde. Aquello parecía un sueño, sólo faltaba que se presentara el embajador. Living the dream que se diría.
Llegó la hora de descanso y de
comer. El sol ABRASABA. Nos
refugiamos bajo la carpa como pudimos para tener sombra y nos trajeron la
comida. Eran bandejas de las típicas de comedor con comida variada: arroz (¡cómo
no y que no falte!), huevo duro, huevo con tomate, carne en salsa picante y de
postre un yogur.
Aún faltaba una hora aproximadamente
hasta que se diera el pistoletazo a las nuevas regatas así que los chinos nos
recomendaron ir a una zona de jardines cercana para echarnos una siesta o
estirarnos bajo la sombra. Sin embargo, había unos policías que tenían la orden
de no dejar estar a nadie allí, así que a los 10 minutos de estar tumbados a la
bartola (se estaba de muerte, hay que reconocerlo), vinieron a echarnos.
Nuestros chinos se pusieron farrucos y hasta temí que nos echaran a porrazo
limpio, incluso una de las rusas se puso chula, pero yo me levanté y me largué,
no quería problemas con la policía y menos en China.
Cerca de las 15:00 de la tarde
empezaron a avisar los organizadores que tocaban las series de 500. Nuevamente
los equipos mixtos eran los primeros, y los coreanos entre los de la primera
serie. Nosotros esta vez íbamos en la 2ª serie.
Nuevamente lo mismo de antes, nos
montamos, calentamos un poco, nos concentramos, presentación por TV, 3 equipos
más, y un reto muy duro por delante: más del doble de distancia para llegar a
la meta, con un sol que te quemaba la piel y sin haber entrenado mucho las
carreras de 500 metros.
Se escuchó el petardo y empezamos a
remar. Aquella regata se hizo eterna. Yo noté que me faltaba fuerza por todas
partes y nuestra barca no avanzaba con respecto al resto de equipos que nos
sacaron un buen trozo de entrada. Yo ya remaba por inercia y a la desesperada
porque no tenía fuerzas por ningún lado. Flaqueamos y quedamos últimos.
Aquello fue un revés porque después
de la victoria en la regata anterior, confiábamos en que lo podíamos hacer
mejor, intentar quedar más ajustados con el resto de equipos, pero nada. Pero
como pasó en la 1ª serie de los 200, nos concentramos, descansamos bien y
pensamos una estrategia diferente: 10 remadas muy rápidas y 20 lentas y largas, y al llegar a
los últimos 100 metros a dejarse la vida remando.
Nos volvía a tocar en la 2ª serie y
a los coreanos en la 1ª. Al final nos quedamos sin competir en ninguna regata
con las ganas que teníamos de competir los unos con los otros, sobre todo
porque los hubiéramos machado, como pasaba en los entrenamientos.
Misma rutina de siempre. Otra vez
otros 3 equipos contra los que competir, la presentación y todos mucha
concentración, mucha atención. Sonó el cohete de salida y seguimos la
estrategia, nos fue bien, porque íbamos bastante igualados los 4 botes. 100
metros, 200 metros, 300 metros… Estábamos ahí, yo me estaba dejando la piel,
aquella iba a ser la última vez que íbamos a remar todos juntos y nos prometimos
que daríamos el máximo para celebrar que, pese a ser todos tan diferentes y de
sitios tan distintos podíamos ser un equipo, ir todas a una y luchar contra
otros equipos mucho más preparados que nosotros. 400 metros y a tope. Se nos
fueron un poco el resto, pero ahí seguíamos. Los chinos nos gritaban que
hiciéramos un último esfuerzo, que estábamos cerca, muy cerca. Yo ya ni me
notaba el hombro, sólo remaba con las pocas fuerzas que me quedaban, hasta la
extenuación.
Y al final no pudo ser, entramos los
últimos, un poco tristes por el resultado, pero muy satisfechos y
orgullosos por el esfuerzo que habíamos hecho y saboreando el momento:
estábamos participando en una competición en China en una de las festividades
más bonitas de la cultura china. Y eso no tiene precio…
Tras llegar a nuestra carpa, ya
había acabado nuestra participación. Llegó el momento de hacernos fotos de
grupo con las banderas de los equipos y de la universidad (esto tardó 1 hora
aproximadamente, de hecho acabaron las regatas, se fueron los equipos y
nosotros todavía estábamos allí echando fotos) y de volver al hotel a
descansar, pero con la cabeza bien alta por el compromiso y el esfuerzo.
Aquella noche fue especial porque
era MI FIESTA DE CUMPLEAÑOS. Durante
toda la competición los chinos que venían con nosotros me iban preguntando qué
quería hacer esa noche para celebrar mi cumpleaños del día anterior. Yo como no
me enteraba de todo lo que decían, más de una vez dijeron algo que iba con
broma, porque se les veía venir de lejos, pero no les decía nada por si las
moscas, a saber dónde me iban a meter. Yo sólo les dije que teníamos que estar
todos los que habíamos ido y pasar un rato agradable. Era mi cumpleaños, pero
también celebrábamos el trabajo que habíamos puesto en la competición. Me dijeron
que pensarían algo.
Tras una ducha y una buena cena
tocaba irse de parranda. Hicimos tiempo en el hotel jugando a cartas hasta que
vinieron los chinos a decirnos que ya sabían dónde nos iban a llevar: a un KARAOKE.
No me extrañó, porque los
chinos lo celebran todo allí, hasta bodas, pero no me pareció mala idea porque
1) invitaban ellos 2) era un sitio grande donde podíamos caber todos y estar a
nuestro rollo y 3) podíamos montar una buena fiesta con música y haciendo un
poco el loco sin que se nos molestara.
KTV o Karaoke |
Caminamos unos 10 minutos y para
dentro. Nos trajeron cervezas, agua y refrescos y nos íbamos sirviendo. En
cuanto a la música, me dijeron que tenía que cantar alguna para hacer los
honores, así que opté por la DANZA KUDURO, porque era la más española que
había. Tuve que bailarla y todo, pero bueno como los coreanos se me sumaron, y
alguno de los chinos también fue un buen toque para empezar la noche. Después
vino cuando seleccionaron la canción del 生日快乐 (SHENG RI KUAI LE) que es el CUMPLEAÑOS FELIZ y todos me
la cantaron. Fue un momento muy bonito.
La canción del cumpleaños feliz para mí. 祝你生日快乐!! |
A partir de ahí sonó de todo, los
coreanos cantaron y bailaron en GANGNAM STYLE y alguna que otra canción de
cantantes coreanos, los chinos cantaban baladones (desafinando como hienas,
pero el sentimiento estaba) y nosotros cantábamos alguna en inglés, como la
Pinky, que es la chica más pavisosa que uno pueda conocer, que cantó una de
Eminem, ese momento fue demasiado para mí, me quedé sin palabras.
2 horas después, salimos y volvimos
al hotel. Los chinos compraron comida y bebida a mansalva y fuimos a sus
habitaciones a charlar y a jugar a cartas hasta que dieron la 1 de la noche. Así
acabo mi fiesta de cumpleaños, distinta, pero muy emotiva y especial.
Tocaba descansar y reposar después
de un día duro. La competición había acabado para nosotros, yo la había
disfrutado muchísimo y es algo que recordaré toda la vida, pero aún nos quedaba
un día por delante en Taiyuan y había que aprovecharlo.
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