domingo, 21 de octubre de 2012

Yo no quiero tenedor, yo quiero palillos


Y tras la vuelta de Pekín, volvamos a Tianjin que viene cogida de la mano con la monótona rutina. Sin embargo, este país no tiene nada de aburrido y es una aventura constante. Vamos que nos vamos que hay mucha tela que cortar…

1.   Reiniciando sesión. Tras la vuelta de Pekín, tuvimos que reincorporarnos a las asignaturas y al ritmo de las clases de inmediato. Sin pausa y sin mucho tiempo para descansar, nos levantamos el lunes a las 7 de la mañana para ir a clase. Tuvimos un poco de suerte por eso, porque la Caballina (la profesora de Gramática), no iba a venir en toda la semana y eso significaba que de lunes a jueves plegábamos de clases a las 9.30 (¡yuhuuu! Como mola levantarse a las 7 para terminar las clases a las 9.30) En fin, estuvo bien para estar más relajados y no tener tanta cantidad de clases. El trato era recuperarlas esta semana, pero por lo visto no hay aulas suficientes (estamos en un edificio con unos 14 pisos así que I don’t trust your fucking no hay aulas suficientes), tampoco voy a ponerme triste por no tener que recuperarlas, pero las clases con esta mujer son tan entretenidas que, a veces, se te pasan volando. El resto de clases por el momento bien; el profesor de Comprensión Auditiva se ha propuesto terminar el libro antes de noviembre (porque va a tema o tema y medio por clase) y los otros dos, veo que voy entendiendo lo que dicen y si veo la ocasión intento participar. Desde mi punto de vista, toda cosa que diga, por chorra e inútil que sea, es bueno para aprender. ¡Hay que soltarse! El viernes que viene tenemos una exposición oral que sirve de examen, pero no me preocupa mucho en exceso los exámenes, porque aquí parece que no le dan mucha importancia, como que valoran más que vayas a clase, estés atento (o lo disimules muy bien), hagas los deberes y vean que te esfuerzas. No sé, método chino supongo.

2.   Club Natación Tianjin. Os informo que oficialmente ya tengo el carné del gimnasio del campus de la universidad y que ya puedo ir a nadar cuando quiera. YEEEEEEEEEEAH BABY!! Bueno, cuando quiera no, porque a partir de las 6 hay cursillos para los niños, y luego a según qué hora no se puede ir a nadar porque están haciendo Educación Física y está ocupada. Ahora tengo que intentar buscar el horario más adecuado para ir, es decir:

·        que no haya mucha gente

·        que tenga ganas

·        que se pueda nadar sin tener un corte de digestión.

Después de hacer todo los trámites para que nos dieran el carné, de caminito al vestidor y ¡a la aventura! Para los que os pica la curiosidad: la piscina es de 25 metros, pero es más ancha de lo normal, porque caben 2 personas por carril perfectamente. Hay 4 carriles “normales” y 2 carriles con menos profundidad separados con unas barras para los “novatos”. Ari y yo saltamos al agua y ¡VENGA! a nadar. La sensación que tuve al notar mi cuerpo en el agua fue relajante y excitante a la vez: necesitaba un poco de agua con cloro en mi vida. Nuestra rutina de metros desde el primer día siempre es la misma:

·        unos 200 metros de calentamiento

·        3 bloques de 2 series de 200 metros y 1 de 400 metros (ESTAMOS LOCOOOOOOOOOOOOOOOS). Para aquellos que dominais el tema, no os asustéis, las series de 200 las hago cada 3 minutos y las de 400 cada 6, así que necesito ponerme las pilas porque no tiro y si me pongo a tirar rápido acabo con un purazo de la parra. Así que poquito a poco. Espero llegar a final de semestre haciendo tiempos más decentes.

·        al final de este bloque de metros, un poco de piernas

·        unos cuantos saltos

·        un par de sprints

Y al terminar, ale, a la ducha, que por cierto, es 50 veces mejor que la de nuestra habitación: más grande, se regule mejor la temperatura y sale el agua a presión. ¡15 minutos bajo la ducha cada vez que voy! Con respecto a los chinos en la piscina, os puedo asegurar sin miedo a equivocarme que nadan, POR DONDE SE LES ANTOJA, es decir, que nadan igual que conducen (es decir, se cambian de carril cuando quieren, van por el medio del carril, se paran a media piscina, se chocan contigo y ni te piden perdón…) además de nadar COMO EL **** CULO. Sólo hay un chino regordete que se tira al agua, se te pone al lado y empieza a picarse contigo, pero mucho ruido y pocas nueces, porque no nos sigue el ritmo ni a la de tres; y los demás que he visto hacen lo que pueden para no ahogarse. También es digno de mención los bañadores de las chicas: son de topos, de colores horribles  y con volantes. Unos estilismos acuáticos que no son nada recomendables ni para la vista ni para nadar. Os seguiré informando sobre mis andaduras por la piscina, que me da la nariz que van a ser unas cuantas.

3.   Una clase de ópera de Pekín. El pasado miércoles día 10, empezaban unas clases de hora y media gratuitas que te ofrece la universidad sobre aspectos interesantes de la cultura china. La primera era sobre la ópera de Pekín. Si nunca la habéis visto u oído, os recomiendo que le echéis un vistazo a algunos vídeos en Youtube. Son risa asegurada. Al principio estábamos un poco reacios a acudir, porque no sabíamos si iba a ser interesante, pero luego Meri dijo algo de que si ponían un vídeo podría ser bastante divertido, así que nos decidimos a ir. Cuando llegamos al aula, había una mujer mayor explicando los personajes principales, cómo eran, sus vestidos… ¡UN COÑAZO, VAMOS! Me estaba arrepintiendo de haber ido, porque era un tema tedioso y no entendía la mitad de las palabras. Pero poco me duró eso, porque de repente, se puso a CANTAR, y eso provocó que yo estallara a reír y tuviera que esconder mi cara entre la espalda de la de delante, porque no podía parar de reír. Y luego ya era constante, yo cada vez más rojo, casi llorando, ella cantando y toda la clase JAJAJAJAJAJAJA. Y ya luego la cosa se animó: escribió unos versos en chino en la pizarra y nos dijo que nos tocaba a nosotros. Sí, nos hizo CANTAR a nosotros dando gritos y entonando. Yo estaba demasiado ocupado escondiendo mi cara debajo de la mesa para que la profesora no me viera partiéndome de risa, pero el resto se puso a cantar. Después, nos hizo levantar (yo ya en este punto me estaba meando encima) y nos enseñó algunos movimientos con las manos, cómo colocar los dedos y nos hizo movernos un poco. Un partimiento exagerado. Sin embargo, el colmo de los colmos fue cuando sacó unas varas y nos iba pidiendo a los que quisiéramos que bailáramos siguiendo unos pasos que te daba ella. Por si lo dudabais, POR SUPUESTO QUE SALÍ. Yo me meaba por dentro, mientras aquella señora me enseñaba los pasos con aquella vara. Al final, tenía que tener el brazo derecho estirado con la vara, el brazo izquierdo doblado a la altura del pecho, los pies medio en cruz, mirar hacia adelante y decir:

QIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING!

Por los clavos de Cristo, qué risa. Poco a poco fuimos saliendo algunos, hasta que llegamos a la hora y media de clase, y dio por terminada la masterclass. La siguiente es el miércoles día 24 que versará sobre gesticulación y expresión corporal. No cabe decir que asistiremos. Esta vez no se me va a olvidar la cámara, que fue un error garrafal olvidársela.

4.   El misterio del robo del aula. El jueves nos levantamos unos cinco minutos antes, porque teníamos clase con el 明白老师, el señor de Comprensión Auditiva, y si llegas tarde ni que sea 1 minuto, allá que está él para tirarte el puñal. Lo mismo pasa con la asistencia, si te hace leer y has faltado, al decir tu nombre te dice, “Fulanito, ¡lee! Ah, por cierto, has faltado a 4 clases”. PAAAAAAAAAAAAM. Pues bien, me resultó raro que al llegar a menos cinco, el profesor estuviera sentando en una silla al final del pasillo, y que hubiera compañeros de clase esperando. Al mirar por el cristal de la puerta, vi que había gente dando clase. ¡RARO! Empezó a llegar gente, y allí que nos quedamos todos, esperando a que alguien nos dijera qué estaba pasando y que el profesor buscara una solución al problema. Pero no, él se quedó sentado. Entonces, una chica japonesa quiso hacer la buena voluntad del mes, y se fue a buscar algún conserje para que nos encontrara una clase (¡muchas gracias chica por buscar un sitio para hacer clase!). Al cabo de unos 10 minutos volvió y fui a decirle al profesor que habían encontrado una clase. ¿Cuál fue su reacción al enterarse de que le habían hecho el trabajo? Se puso echo una furia, echando pestes por la boca, COMO UN BASILISCO, gritando, diciendo que esa era su clase y que los que se tenían que ir eran ellos, blah, blah, blah. La pobre japonesa dio media vuelta y rompió a llorar. Nosotros pensábamos que era porque le había dicho algo malo, pero en realidad solo se puso a llorar porque le había gritado cerca. Más blanda que el tofu. Luego se puso a hablar Takuma con él, porque nuestra delegada se limpió las manos sobre el tema y se fue a tomar café (esta chica como un político español, se va a rascarse la barriga, mientras los problemas los intentan arreglar los demás). Como no sabíamos nada, nos fuimos para la cafetería en la 7ª planta a esperar “noticias”. Cuando ya eran las 9 y sólo quedaba media hora de clase, nos dijeron que fuéramos a la 10ª planta (a la clase que había encontrado la chica japonesa). Al sentarnos todos, el profesor nos pidió perdón por su comportamiento y dijo que estas cosas pasan aquí y que no se lo tengamos en cuenta. I don’t trust your fucking 对不起. Al terminar los 20 minutos de clase, que básicamente se los pasó poniendo verde a los rusos porque pronunciaban como el culo, nos dijo que los jueves esa sería nuestra clase y que los viernes sería la misma de siempre. Así que llegamos al jueves de esta semana, que supuestamente teníamos que ir a la clase del 10ª piso, y nos volvimos a encontrar al profesor fuera del aula y a gente esperando. Y al mirar dentro del aula vimos el percal O_____O. No había nada, pero NADA: ni mesas, ni sillas, ni ordenadores, ni auriculares. Sólo una triste silla y la pizarra. En ese momento, mi cabeza pensó: “A este hombre lo quieren echar a la calle y le están mandando indirectas para que se vaya”. La verdad es que en clase es un cabrón, pero al verle la cara aquella mañana de jueves, daba auténtica pena, penita, pena. Y de nuevo, vino un conserje (que trabajan menos que Carpanta) y al ver la clase, se quedó del palo “Ui, que ha pasado aquí”. I don’t trust your fucking qué ha pasado aquí. ¡Confiesa! Esta vez, se me acerca la delegada (que es rusa por cierto) y me dice:

·  ¿Por qué no hay nada en la clase?

·  No lo sé, hemos llegado y está así.

·  ¿Y el profesor dónde está?

·  Allí, al final del pasillo. Creo que como delegada tendrías que ir a hablar con él.

·  Tienes rezón, debería.

Sí, chica. DEBERÍAS. Ser delegada no sólo consiste en organizar comidas, cenas y poner papelitos en la clase. Al final, la historia terminó cuando tuvimos que ir a la 12ª planta, en una clase donde había un agujero en el techo del tamaño de una pantalla planta, por el que goteaba agua y se veían algunos cables eléctricos colgando (todo muy hardcore). Lo pasamos en grande. El viernes el profesor nos dijo que a partir de ahora, nuestra aula los jueves es la 812. Tengo ganas de que llegue el jueves, sólo para ver si está el mobiliario.

5.   Comiendo con los de clase, 2ª parte. El jueves pasado, justo después del primer día que tuvimos que hacer los cambios de clase, nuestra delegada organizó una comida. Viendo que la primera había sido un desastre, porque comimos todos separados y cada uno se fue por su lado, yo no tenía muchas expectativas, pero le dimos una oportunidad; al fin y al cabo, también teníamos que comer. La cosa empezó con el pie izquierdo, porque la hora de encuentro era a las ***** 11 de la mañana (HOLA BON DIA??? VAMOS A DESAYUNAR O QUÉ??) para ir al restaurante chino del 3r piso con tiempo, porque éramos demasiados y si no íbamos muy pronto, no habría mesa libre (tened en cuenta que aquí se come sobre las 12 o así). Somos unos 26, por lo que era misión imposible que cupiéramos todos en una sola mesa, así que nos repartimos en 3. En la nuestra, éramos Takuma, la delegada (Irina), Meri, Laura, Fiamma, Federica, Mako (una chica japonesa majísima) y el menda. Takuma se encargó de pedir los mismos platos para todos, y fuimos hablando y conociendo un poco más a los que teníamos en la mesa. El experimento salió bastante bien esta vez, porque luego vinieron un par de chicas rusas más de otras mesas y se respiraba buen ambiente. Nuestra clase se divide en un 75% entre rusos y ucranianos, y el resto somos 5 españoles, 2 italianas, 1 rumano, 2 belgas, 4 japoneses y 2 coreanos. Al final, nos llevaremos bien y todo…

6.   Felicidades George. El sábado pasado, recibimos una invitación de fiesta de cumpleaños de George, un chico que es de ascendencia china, pero que nació (si no me equivoco) en Canadá pero que está aquí trabajando como profesor. Como su cumpleaños era el lunes, decidió hacer una fiesta en su piso para celebrarlo. Cuando nos invitó nos dijo que habría comida y bebida gratis. El edificio de los profesores está a poco tiempo de nuestra residencia, así que era bastante conveniente al no tener que desplazarnos ni tener que coger taxis. La fiesta estuvo genial: gente de muchos países diferentes por todos lados, conocí a gente nueva de mi edificio además de profesores o gente que trabajaban por Tianjin, también había música, cerveza, pastel… Me entró un poco la nostalgia porque inminentemente me recordaba a las house parties de mi época Erasmus, que son las que más recuerdas cuando haces memoria. Un precioso detalle por su parte que fuera tan hospitalario y abriera las puertas de su casa a todo el mundo.

7.   Season change. Ha empezado a hacer frío. Así, de repente. Un día podías ir con camiseta corta, pasando hasta calor, al día siguiente se puso a llover, y a partir de ese maldito día lluvioso, las temperaturas han caído varios grados y ya empieza a soplar un viento helado como la madre que lo parió, y se ha congelado un poquito el ambiente. Viendo que ya empezaba a hacer rasca, les preguntamos a las chinitas de tándem si hacía mucho frío, a lo que nos contestaron, “bueno la temperatura más baja a la que llegamos es a -20”. PEEEEEEEEEEEEEEEEEEERDOOOOOOOOOOOOOOOOONAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA. (De fondo más de uno estará pensando, NO HABERTE IDO ¬¬). Y lo confirmamos el sábado pasado, cuando Martín, un chico vasco que es profesor de español en nuestra universidad, nos dijo “No es por meteros miedo, pero en invierno VAIS A FLIPAR” GRACIAS POR LOS ÁNIMOS, MARTÍN. Con lo bien que se vive al lado de la costa, que se pueden contar con los dedos de la mano los días que llegamos a bajo cero…. Teniendo en cuenta esta sabiduría, hemos decidido empezar a localizar tiendas y supermercados donde vendan ropa de invierno: gorros, guantes, bufandas, chaquetas, sudaderas, polares, camisetas interiores, forros, calcetines gordos, botas… El sábado pasado hasta nos acercamos a un Decathlon que hay en un centro comercial para cotillear y vimos con asombro que había bastantes cosas mucho más baratas que en España. Yo me compré dos polares Quechua por 58 yuanes (7,25€), que me van a hacer falta; y vi una chaqueta de invierno/ski, gorros con piel por dentro con orejeras, guantes, polares, sudaderas… Una visita interesante. Este sábado, ya no he podido más y he ido al centro a comprarme una bufanda de cuadros por 15 yuanes (menos de 2€) a la espera de comprarme una más de invierno que me convenza, y un gorro de lana negro muy calentito, que regateando un poco lo hemos sacado por 30 yuanes (poco más de 3,5€). Lo siguiente son los guantes, pero a eso, puedo esperarme un poco más.

8.   El Jianzi (毽子) Desde que llegué a China, me he estado fijando que los chinos juegan a una cosa que consiste en darle patadas y hacerse pases con un objeto con una base y con plumas por encima. En España se conoce como INDIACA, pero en vez de usar la mano, aquí se usa el pie. Cuando estábamos en el Decathlon vimos, y compramos un par para probarlos. Empezamos a jugar el lunes y vimos que era muchísimo más complicado de lo que parece a simple vista: o la tiras a la otra punta, o no controlas la dirección o se te viene encima y no sabes cómo controlarla. Con el paso de los días, reconozco que hemos ido mejorando y ya más o menos sabemos cómo tirarlo, aunque aún nos queda mucho camino por recorrer. Como anécdotas curiosas, tenemos que contar que ya hemos tenido que comprar otras, porque cuando se usa mucho, se destroza, se le salen las plumas y no vuela; las caras de los chinos que se parten viendo como unos laowais juegan al jianzi (yo también me reiría, así que ADELANTE), las motivadas que nos pegamos cuando le damos una patada, gritando cosas como WUKELAAAAAAAAAAAAAAAAAN, OSTIA SANTAAAAAA o YIIIIIIIIIIIIIIIIII; y las agujetas que pillamos al día siguiente en las piernas, que parece que no, pero pasarte casi 2 horas pateando esa cosa, al final cansa. Nosotros hacemos la coña y decimos que no estamos jugando que “nos estamos integrando” y que esto “son créditos de libre elección”. Un ejemplo de que cada día que pasa, estamos peor de la chaveta.

9.   No sin mi vodka. En el episodio de hoy tengo que contaros que la SIESA se ha teñido el pelo. Sí, ara ya no es rubia, es CASTAÑA. Hasta aquí todo normal. El problema es que vino a MI cuarto de baño a ponerse el tinte y a secarse el pelo. ¡Chica, vete a tu **** cuarto de baño que para eso tienes uno! Aparte de eso, todo sigue como siempre, ella colándose para subir en el ascensor, y él jodiéndose subiendo por las escaleras 9 pisos para llegar a clase. Por ejemplo, este semana más de un día estaba corrigiéndole la pronunciación a gritos, y ayer estaba copiando caracteres chinos para practicar, y esta mañana ella ha entrado en la habitación para comprobar que los había escrito, y de repente, se ha puesto a meterle bronca porque los había escrito mal (como va la cosa, ¿TAMBIÉN ERES SU PROFESORA?). Yo no entiendo muy bien su relación. He llegado a la conclusión de que en Rusia la cosa va así. Lo que más me sorprende es que no estén juntos en una sola habitación, porque el otro día me enteré por una chica belga, que si tú quieres compartir habitación con tu pareja, no hay ningún problema. Así que una de dos: o ella no lo sabe, o sí lo sabe y no quiere compartir habitación con él. Quiero pensar que es por lo primero, pero si lo sabe y están separados, ya entonces sí que yo ya no entiendo nada de nada. Seguid atentos al siguiente capítulo.

10.              Los hijos de Mao. Vamos con los más destacados de estas dos semanas:

·        El abuelo maquinero. De camino al edificio donde están nuestras aulas, tenemos que pasar alrededor de la pista de atletismo. Antes de las 8 de la mañana, ya hay bastante gente haciendo ejercicio, sobre todo en la parte de las máquinas. El otro día, vimos a un señor mayor, haciendo como un baile con to su salero, estirando los brazos del pecho hacia fuera, mientras galopaba con los pies. Meri y yo partiéndonos de risa y flipando nada más levantarnos.

·        ¡Grítame un poco más flojo! El sábado, después de marcharnos de casa de George a eso de la 1 o así, decidimos ir a una discoteca a rematar la noche. Fuimos a Scarlet y allí se me acercó un chino para preguntarme por Ari, a la que ya hemos apodado La Reina de Corazones, por la cantidad de pretendientes que la han salido ya. Yo le dije que no tenía ninguna opción con ella, y de repente, se me puso a hacerme preguntas. ¿Parece normal no? Pues NO, porque me CHILLABA. Se me colocaba justo al lado de mi oreja y me hablaba en chino a gritos: “Y TUUUUUUUUU, ¿DOOOOOOOOONDEEEEEEEEEE ESTUUUUUUUUUUDIAAAAAAAAAAAAAASSS?” Yo, me cagaba en la ramera que lo parió, le decía que no gritara, se reía, y le contestaba. Y seguía: “AAAAAAAAAHHHHHH, LA CONOZCOOOOOOOOOOO” Sordo de nuevo. Así que empecé a ignorarle. Me volví, esperando que se fuera, pero nada. El tío me empezó a contar que su nivel de chino era bajo, que estudiaba esto, que no se qué. TODO A GRITO PELADO. Y yo ni le contestaba. Al final, opté por marcharme al baño, cuando me contaba algo de la música. Al volver, ya no estaba por allí, así que respiré aliviado, y seguí a mi rollo. Pero a los dos minutos, noté una mano en mi hombro. Mi cara era de NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO O_______________O. Me volví, y allí estaba, sonriendo. Y de nuevo “¿QUIERES BEBER ALGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO?” A gritos. Yo ya estaba de los nervios, así que me puse serio y le dije: “¿Y tus amigos?” Me señaló “allí” y acto seguido, señalé el mismo sitio y dije “ale, ale, ve”. Y él “Si te tomas un chupito conmigo, me voy” y yo “NO QUIERO BEBER” le grité para vengarme un poco. Al final, Laura me tuvo que rescatar y el maldito chino, se piró. Cuando salí de la discoteca, aún me pitaba el tímpano de la oreja por la que él me había estado gritando.

·        Las recepcionistas de la piscina. En la piscina hay dos recepcionistas: la primera, es una muy maja que siempre que nos ve nos dice “Hola” en castellano, nos pregunta si conocemos a Martin y siempre se está riendo; y la segunda, es otra un poquito más saboría, que el otro día me rebautizó como 马克儿 (Maker). Para aquellos que no sepáis chino, este último carácter se utiliza, sobre todo, de forma oral en la zona de Pekín. En la mayoría de casos, no significa nada. Es como los andaluces, que se comen letras. Así que más de uno, ahora me llama马克儿. Cosas de los chinos…

·        El socorrista de la pelota. Esto ya os lo conté. Este tipo, fue decirle que jugaba a waterpolo, y me dio una pelota para que la tirara a media piscina y luego se la devolviera. El complejo de foca del zoo que sentí durante 10 minutos fue terrible. Menos mal que se quedó en eso, porque por un momento pensé que iba a llamar a más para que hiciera otras cosas, y eso ya se iba a convertir en un espectáculo bochornoso.

·        El concepto de amistad. Me gustaría saber cuál es la definición de “amistad” en el diccionario de chino. Lo digo porque esta gente no sabe distinguir “amigo” de “conocido” de “acosador”. El otro día, después de terminar nuestra clase de tándem, estaba esperando a las chicas para ir a cenar, cuando se me acerca un chino y se me pone a hacerme preguntas. Todo iba bien hasta que me pregunta “¿tienes muchos amigos chinos?” a lo que yo le respondí que “no muchos, ¿por?”, y su respuesta fue “porque ahora que hemos hablado un poco, podemos ser amigos si quieres”. A ver, déjame que me lo piense…. Mmmmmmmmmmmmmmmm…. NOOOOOOOOOOOOOOOO.

·        Una enquesta. Este viernes, bajé al lobby para escribir un poco y para salir un poco de la habitación, y me encontré con Judit y Ari rodeadas de chinas. De repente dice Judit, “él no la ha hecho”. Y entonces me enteré: unas chinas iban haciendo unas encuestas para los estudiantes de intercambio sobre las asignaturas y el chino en general. Quise matar a Judit, pero al final, fue hasta divertido. Pude practicar un poco mi chino, y las chicas fueron bastante majas. Al final todo terminó como siempre: intercambiando números de móvil por si teníamos dudas con el chino.

·        Una boda por todo lo alto. Este sábado, celebraban un banquete de boda en nuestra residencia. No es la primera que han hecho, pero esta fue espectacular. Ya el viernes por la noche, pusieron en una pared, fotos de la pareja por diferentes lugares de la ciudad, un libro donde se podían escribir dedicatorias (Carolina les dejó una dedicatoria preciosa en castellano) y luego colocaron una ENORME (cuando digo eso, es porque era realmente grande) fotografía de los dos en la entrada en plan amor (PUKE RAINBOWS). El sábado, nos sentamos en las escaleras para ver cómo llegaban. Habían colocado la traca de petardos con forma de 2 corazones atravesados con una flecha (PUKE RAINBOWS) y cuando se acercaron con los coches rojos, encendieron la traca, que fue tan bestia que tuvimos que echarnos para atrás, porque saltaban los trozos de los cartuchos. No os voy a engañar, los dos eran GREMLINS, pero bueno, que fue bastante bonito.

·        Mirada furtiva. Volviendo de ver los petardos de la boda, nos montamos en el ascensor para ir a la habitación. Allí, se subió una china con nosotros, que empezó a partirse cuando me puse a hablar. Cuando se bajaron las chicas, me di cuenta de que no me quitaba el ojo de encima. Era una mirada muuuuuuuuuu rara. Casi ni pestañeaba. Por suerte, yo iba al piso de arriba y no pasé mucho más tiempo allí, porque ya cuando se abrieron las puertas y levantó las cejas, ya pensé que estaba rematadamente loca.

·        ¡A por la Green Card! Un chino que conoció Judit en Inglaterra le dijo que las chinas no iban a la universidad a estudiar, iban a buscar un marido. Otro rumor que he oído yo, es que a las chinas les gustan más los occidentales porque les dan más libertad que los chinos, y también porque ellas creen que son más maleables. ¿Por qué digo esto? Básicamente porque aquí hay un americano que está saliendo con una china, y se ve a las mil leguas, que ahí ni hay amor ni hay nada. Hay algunos que simplemente buscan una novia china para practicar. Desde mi punto de vista, no hace falta llegar a esos extremos. ¡Ni ganas vamos!     

·        El número 4. Por si no lo sabéis, los chinos tienen una especie de obsesión con el número 4, básicamente porque se pronuncia igual que el carácter de muerte ( = si = muerte/ = si = cuatro). Por este motivo, el número cuarto está asociado a la mala suerte. Os cuento esto, porque en mi residencia, por ejemplo, no hay habitaciones terminadas en 4. El orden es el siguiente: 902/906/908/910/912/916… Una cosa más que quería que supierais.

11.              Lista #SOYFAN. Vamos con las 5 cosas o personas más destacadas de estas 2 semanas. Todo con las que me río, con lo que aprendo y con lo que me divierto. Esta semana la cosa está así:

·        #SOYFAN5. Abriendo la lista esta semana, nos encontramos con Todd, un muchacho americano de ascendencia china. Es el que me invitó hace unas semanas a jugar al frisby. Este hombre ha entablado mucha amistad con Ari y Judit, pero siempre que te ve, te pregunta cosas e incluso puedes practicar un poquitín de chino con él, que lo habla tremendamente bien. El motivo principal por el que está aquí, es porque es un TROZO DE PAN. No tiene maldad alguna. Ayer se vino a comer con nosotros, y toda la comida haciendo bromas y majísimo con todo el mundo. Bienvenido a la lista.

·        #SOYFAN4. Entrando también en la lista, no puedo no incluir en esta lista las sopas y los fideos del restaurante coreano de la 2ª planta de la cantina. Son una maravilla para el paladar. Por 1€ más o menos, tienes un plato caliente que ahora entra bien, pero que cuando llegue el invierno, será GLORIA BENDITA. Lo hemos descubierto esta semana, pero estoy seguro que va a ser uno de mis lugares favoritos.

·        #SOYFAN3. Bajando 2 esta semana y perdiendo el liderato, está la profesora de Gramática. Siempre hace méritos para entrar en la lista, como por ejemplo, decirnos que si hacemos los deberes, vamos a clase y ve que nos esforzamos estamos aprobados, que el examen es orientativo; también por hacer frases constantemente sobre la parejita de clase; por perder 5 minutos de clase preguntando uno a uno cómo es nuestra pareja ideal. Para mí, su comentario estrella fue cuando preguntó: “¿Quién es el delegado?”, levantó la mano la mano Irina, y dijo ella, “¿Tú eres la delegada?” “Sí” “¿EN SERIOOOO?” Claro que sí, señora. ¡Takuma delegado!

·        #SOYFAN2. Entrando directamente a la lista, se encuentra la profesora de la clase de ópera de Pekín. Aquella clase fue un deleite para mí y creo que reí tanto que gané unos 2 años más de vida. ¡Por el manto de la virgen! Qué forma de reír… La semana que viene volveremos a vernos las caras, ¿Subirá hasta el número uno?

·        #SOYFAN1. Y en el número uno, después de quedarse a las puertas desde que empezamos la lista, sí señoras y señores, en el primer puesto de la lista tenemos a Takuma, nuestro compañero de clase, segundo delegado y pretendiente de Ari (ella dice que no, pero hacen una pareja estupenda). Esta semana se nos ha empezado a sentar en nuestra mesa, ha venido a comer varios días con nosotros, ha jugado al jianzi también y además podemos practicar chino con él, así que merecidísimo number one. Como anécdotas, por ejemplo, el otro día casi me da un ataque de risa, porque tenía que leer un texto con Fiamma, pero no se sabían muchos caracteres, así que tuve que hacer de profe y decirles como se pronunciaban, o cuando le dijo a la profesora que mis deberes eran los suyos, y yo me equivoqué y en vez de decir “no, no, son los míos”, dije “no, no, son los nuestros”. La profesora flipando y todo el mundo partiéndose, hasta que me di cuenta que estaba diciendo “nuestros” en vez de “míos”. Merecidísimo primer puesto, y parece que va a ser difícil quitárselo. Veremos qué pasa la semana que viene. ¡No os lo perdáis!

 

Perdonad la longitud de la entrada, pero entre una cosa y otra, no he podido escribir y me pasan tantas cosas, que provoca que estas entradas sean tan kilométricas. Espero que la disfrutéis y comentéis mucho también.

 

¡Un abrazo muy fuerte!

 

马克儿

 

 

martes, 16 de octubre de 2012

北京 - Pekín (IV) y (V)


Día IV

Todavía noté el dolor de pies cuando me desperté el viernes. Después del “palizón” del día anterior, pese a que nos levantamos un poco más tarde, sobre las 9 más o menos, el cansancio ya pesaba sobre las rodillas al poner un pie en el suelo. Sin embargo, teníamos un día nuevo por delante en Pekín y dos cosas por hacer que, yo sinceramente, me moría de ganas de visitar.

Nuestra primera parada era el PALACIO DE VERANO (颐和园). Antes de nada, decirle a la persona responsable de traducir este nombre, que se lo ha sacado de la manga como un campeón, porque en chino no pone nada ni de palacio, ni de verano. Es algo así como el “Jardín de la Paz y la Armonía”. No estoy seguro, pero creo que el nombre viene porque la Emperatriz Cixi, que fue la encargada de ordenar su construcción, lo usaba como residencia en la temporada estival.

Una vez cogimos algo para desayunar (esta vez me compré una especie de crep con una galleta, huevo y salsa de ajo = caloría pura, pero perfecto para dar energía ya que iba a ser un día duro), miramos la parada de metro, y partimos hacia allá, bajo un día soleado que embellecía la ciudad.
Desayuno a tope de calorías para empezar el día.

En cuanto salimos del metro, llegar al Palacio de Verano no fue nada complicado. Aunque te podía llevar una especie de carro/moto por un módico precio, si caminabas y los seguías podías llegar andando en poco más de 10 minutos. Además, una gran muchedumbre de gente también caminaba en esa dirección, así que no resultó ningún tipo de problema.

Al llegar al recinto, de nuevo vimos que miles y miles de chinos poblaban el lugar. Gente aquí y allá con cámaras, chinas vestidas con tacones en un recinto bastante montañoso (WTF¿?), niños recién nacidos, abuelos y abuelas impedidos que casi los tenían que cargar porque no se valían por sí mismos… Crueldad y estupidez, en algunos casos, en estado puro.

Pagamos la entrada esta vez sin descuento por ser estudiantes (60 yuanes = 7,5€) que incluía no sólo la entrada al Palacio, sino también la visita a otros 4 lugares dentro del mismo recinto. La entrada más cara de todas las que pagamos en Pekín, pero VALE LA PENA pagarlos. Con la entrada podías adquirir también un mapa enorme con todo lo que se puede ver en el Palacio y que puede ser usado también como un bonito recuerdo, porque está muy bien hecho y los dibujos son preciosos.

A posteriori, puedo confesaros, sin ningún tipo de tapujo, que el Palacio fue el lugar que más me gustó visitar y recorrer de todos los que vi durante los 5 días que estuve en Pekín (#SOYFAN). No sé exactamente qué fue, si la distribución, la mezcla de estilos, el buen tiempo, el ambiente que se respiraba en el recinto… No lo puedo describir con palabras, pero si vais por Pekín y visitáis el Palacio, dedicad todo el tiempo posible en descubrir sus rincones y toda su belleza.



A partir del momento en que pusimos un pie en el Palacio nos dejamos llevar un poco por la belleza del lugar, ya que con el buen tiempo, las vistas ganaron muchos puntos. El palacio tiene muchos lugares dignos de mención, pero las atracciones principales del Palacio, desde mi punto de vista, son: el lago Kunming (que leímos que es ARTIFICAL), de tamaño inimaginable y por el que se puede navegar en unas barcas que se pueden alquilar, y la Colina de la Longevidad,  con la gran pagoda que sobresale entre la vegetación.

Después de hacernos las típicas fotos en los lugares más característicos, decidimos ver lo más importante y recorrer todo lo que pudiéramos siguiendo el mapa, pero era tan complicado que más de una vez nos perdimos y tuvimos que volver atrás, lo cual nos obligó a tener que volver a subir la montaña porque nos habíamos dejado cosas por ver. ¡Una paliza desmesurada! Vimos un montón de pagodas, de templos, de budas, de pasillos, barquitos navegando, chinos pegándose para ver las cosas…

Y como atracciones principales del Palacio:

·        vimos una sala con un lago con peces en el medio y gran cantidad de pagodas pequeñas y unos pasillos que rodeaban el lugar. Detuvimos nuestros pasos unos minutos para hacernos fotos chorras y descansar un poco


·        el maravilloso barrio de 苏州 = SuZhou, que es una copia en mini de la ciudad del sur de China a la que se la conoce como “la Venecia de China”, ya que tiene canales, góndolas y las tiendas están justo al lado del agua


·        la impresionante Pagoda del Buda Fragante, que cuenta con las mejores vistas de todo el recinto, con una estatua en el interior con un altar, rodeado de gran cantidad de pabellones decorados con figuritas y con una gran gama de colores


·        también fotografiamos y contemplamos el Barco de Mármol, que con el comienzo de la puesta de sol ganó belleza



·        recorrimos el Gran Corredor que es un pasillo que lo usaba la Emperatriz para caminar por el templo aunque hiciera mal tiempo, que mide unos 750 metros y con miles de pinturas e ilustraciones que representaban las 4 estaciones del año

·        algunos museos en los que había expuestos obras y reliquias

·        y a lo lejos, vimos el Puente de los Diecisiete Arcos, que conecta el palacio con una isla. Este puente no lo vimos de cerca ni lo anduvimos, primero, porque ya era tarde y nos teníamos que ir, y segundo, porque teníamos que andar un buen trozo para llegar y no podíamos más con nuestra alma.

Lo que tenía que ser una visita de unas 4 horas, se alargó hasta más de 6 horas, básicamente porque nos íbamos parando cada dos por tres a ver las cosas y, sobre todo, para descansar las piernas, que aún aquejaban el palizón de pasos que habíamos hecho los días anteriores.

Entre las anécdotas que vivimos en el parque tengo que destacar varias:

1.   Un sabor sospechoso. Durante todo el día, vimos a gente que nos vendía unos helados.
El envase era de color verde y por el dibujo, parecía como hojas de té. A Caterina le apeteció comprarse uno para probarlo. Cuando le dio el primer mordisco, puso una cara de esquifo (“asco” en italiano) bastante grande. Así que le pregunté de qué era el helado. Me dejó probarlo. Aún no puedo creer que los chinos se coman un helado con sabor a GUISANTE. ¡Puaaaaaaaaaaaaaj! ¡**** asco!

2.   El camino equivocado. Como he contado antes, era muy fácil perderse o equivocarse, sobre todo si querías verlo TODO. Sin embargo, nos confundimos y visitamos primero la Pagoda del Buda Fragante, antes del Barrio de Suzhou y lo que pasó fue que el final de la Pagoda daba al Gran Corredor, y el Barrio de Suzhou estaba justo en el otro lado, así que teníamos que volver a subir TODAS Y CADA UNA  de las escaleras que habíamos descendido tan alegremente, para volver a la Pagoda y luego seguir caminando hasta llegar hasta aquel lugar. Nos cansamos tanto, que tuvimos que hacer una parada en boxes de unos 15 minutos para recuperarnos.

3.   El sombrero de calidad dudosa. A Judit se le antojó comprarse un gorro de colores hecho de un material parecido al cartón para protegerse el sol.
Judit con su gorro.
Es un gorro curioso, porque es moldeable, es decir, dependiendo de cómo lo aprietes o le des la vuelta, puedes darle una forma u otra. Ya lo habíamos visto por Tianjin, pero ella se quedó con el gusanillo de comprárselo. Iba muy feliz con eso puesto en la cabeza, pero le duró más bien poco, ya que lo metió en la cartera, lo aplastó con unas bolsas sin querer y por la noche, al sacarlo, se dio cuenta de que ADIÓS GORRO. ¡Viva la calidad china!

4.   ¡Ganga!. Caminando por el precioso barrio de Suzhou, íbamos mirando las tiendas para ver si encontrábamos algún recuerdo o cualquier regalo bonito que pudiéramos adquirir allí, pero la mayoría de cosas eran algo caras, y regatear no nos iba a servir en ese caso. Sin embargo, cuando estábamos ya a punto de irnos, Laura nos viene y nos dice que había comprado un llavero en el que se pueden grabar nombres y frases como regalo por 10 yuanes (1,25€). Ya nos ves a Meri, a Caterina y a mí, caminando en dirección contraria (porque sólo estaba permitido caminar en sentido de las agujas del reloj), esquivando a la gente, para ir a la tienda a comprar ni que fuera uno. Yo cogí uno que tenía como forma de ánfora con un dragón, y decidí poner mi nombre en chino (马克), así que le escribí a la muchacha los caracteres en chino para que me los grabara. De repente, me lo devuelve y tenías más cosas escritas, y yo pensando “SERÁ MEMA, YA SE HA EQUIVOCADO”. Me empieza a explicar y yo indignadísimo, hasta que entendí que me había puesto la fecha y el nombre “Palacio de Verano” en chino para que fuera aún más bonito. Mini-punto para mi gran comprensión del chino en ese momento.

5.   Competición de fotos, 3r día. Por si os lo estáis preguntando, también iniciamos una competición para ver quién se hacía más fotos con chinos. Sin embargo, no tuvimos mucho éxito, ya que nos hicimos más bien pocas. O bueno, si nos las hicieron, no nos coscamos. Esto nos dejó un poco fríos, porque después del ritmo que cogimos los días anteriores, nos apetecía que los chinos se hicieran fotos con nosotros. En fin…

Tras salir del Palacio de Verano, paramos de camino en un McDonald’s (2 veces en 2 días, y eso que hacía un montón de tiempo que no iba a uno) que había al lado de la estación para coger algo para comer y de nuevo al metro, hacia nuestro siguiente destino al que ya habíamos ido: EL MERCADO DE LA SEDA.

Después de nuestro primer día, ya teníamos un poquito más claro qué queríamos y cuánto dinero nos podíamos gastar. Yo fui a comprarme otros zapatos que me hacían falta, ya que me traje pocos pares, unos más para salir y que fueran más buenos que las VANS del primer día, así que regateando un poco, (podía haber apretado más pero la tía no me dejaba), pude sacarme unas Converse de cuero negro por 150 yuanes (18€), también compré una camiseta de I (L) 北京 de color negra y algunas cosas de recuerdos. Quería comprarme una chaqueta gorda de esquiar para el invierno, pero quería esperarme a ver si la puedo conseguir por Tianjin, y a malas, volver un fin de semana más adelante, a ver si puedo conseguirla por buen precio.
我爱北京

Salimos todos cargados de bolsas llenas de cosas, los monederos vacíos, las piernas doloridas, la cabeza como un bombo, y con ganas de volver al hotel ¡por fin! para dormir.

Día V

El último día teníamos planeando en nuestra hoja de ruta visitar el TEMPLO DEL CIELO (天宫). El plan era perfecto, porque si lo visitábamos, habríamos visto todas las atracciones principales de la ciudad de Pekín, y sólo nos quedaría ir a la Gran Muralla, a las tumbas Ming y conocer Pekín de noche en Sanlitun (三里屯) o Wudakou (五大口). Era para estar orgullosos de nosotros mismos sobre todo teniendo en cuenta que sólo fuimos para 4 días. Habíamos recorrido muchísimos kilómetros. Hasta ahí todo bien. Pero había dos pequeños GRANDES problemas si lo visitábamos:

1.   La superficie del Templo del Cielo. Resulta que triplica la Ciudad Prohibida (para aquellos que no habéis estado, es un hueeeeeeeeeeevo de grande) lo cual quiere decir que no te la puedes recorrer en 2 horas ni mucho menos.

2.   El horario. Los jardines abrían a las 6 de la mañana, pero el templo a las 8. Lo cual quiere decir que no teníamos tiempo “real” de ver todo. El templo, que en realidad es lo más bonito, sí que podíamos, pero los jardines, aunque no todo, vale la pena perderse, descubrir sus rincones y explorar bien la zona; y teniendo en cuenta que teníamos que hacer el check-out del hotel entre las 11 y las 12 y la parada de metro no estaba nada cerca, no teníamos tiempo de visitarlo en condiciones.

Recordando ahora mismo el momento en el que planeamos la ruta, sinceramente creo que no estábamos en nuestros cabales, porque la idea de levantarse a las 5 de la mañana para estar allí a las 6 de la mañana era una **** LOCURA.

Así que el último día hicimos algo mucho más relajado: quedamos con Elsie, una chica de Pekín que conocí en la UAB el curso pasado y con la que hacía tándem chino-español-inglés 2 horas una vez por semana.
Lógica pekinesa
Los xibanyas fuimos a quedar con ella que nos llevó a una zona tradicional de tiendas, para después desembocar en un viejo barrio plagado de hutongs (
胡同) y que fue interesante recorrer para ver a los chinos cómo hacían vida en la misma calle, cómo eran sus casas y donde veías en un lado de la acera casas muy humildes con gente que sobrevive con lo mínimo posible, y justo enfrente, hay hoteles de lujo, grandes avenidas y centros comerciales.  


Tras 1 hora de paseo, nos despedimos de Elsie y volvimos al hotel para ir en busca de las maletas. Tras abandonar el hotel, nos dirigimos para el metro cargados como mulos en dirección “Estación Sud de Pekín”, para ir a coger el tren de vuelta a Tianjin otra vez.

La vuelta transcurrió sin ningún tipo de problema. En la estación comimos un poco, el tren fue rápido, sobre todo, porque me pasé 20 minutos jugando con Fiamma a la brisca (la muy perra me acabó ganando el cómputo global de partidas), la vuelta en bus también bien, a pesar de tener que ir de pie, menos Laura (¡perra!) y volver a entrar en el campus fue como un mezcla entre alivio y descanso.

Debo reconocer que me alegró volver a Tianjin. Fue un poco como volver a la “calma”. ¡Ya ves tú! No tiene nada de tranquilo, ni de calmado, pero fue como una sensación de “ya estoy en casa”. Me gustó esa sensación de entrar por la puerta de nuestra residencia, ver los peces nadando en la pecera muertos de asco como siempre, las caras mustias de los de recepción, el lobby con gente estudiando y charlando, la tienda, la habitación tal y como la dejé… Todo me hizo sentir cómodo y me di cuenta de que ya me siento bastante adaptado a mi nueva vida en tierras asiáticas, lo cual me hace sentir muy alegre.