Hay gente que tiene pavor a las agujas, que detesta el hedor de los hospitales y que huye de los matasanos cuando tienen recibir algún tipo de tratamiento. Los médicos son esos en los que confiamos a ciegas. Te dicen una cosa y te la tienes que creer:
Médico: Tiene usted un catarro de agárrate y no te menees.
Paciente: Pero si sólo tengo mucosidad. ¿Y entonces qué hago doctor?
Médico: ¡Uy! Enciérrese en casa y no salga de su habitación. ¡Puede contagiar a todo el mundo a su alrededor!
Médico: Señor, le comunico que vamos a tener que operar.
Paciente: Pero si usted me dijo que era una tontería.
Médico: Tiene usted razón. Mejor no, ahora mejor se va usted a la farmacia y compra estos medicamentos. ¡Ah! Y cumpla los horarios a rajatabla.
En fin… Somos unos títeres en sus manos. Y ahí estamos. La universidad de Tianjin nos reclama entregar un certificado médico para entrar en el país. Quizá del papeleo que debemos entregar, sea una de las partes más costosas e inútiles. Pero si los chinos dicen que te vayas al médico a que te saquen sangre, tú coges tus bártulos y te vas para el médico a que te saque dos botes, si fuera menester.
El certificado médico consta de varias partes:
- Un certificado médico escrito por el creador de Frankestain.
- Un análisis de sangre completo
- Un electrocardiograma
- Una radiografía del pecho
Y hoy empezábamos con el primer paso: el análisis de sangre. Para empezar, mi compañera de viajes, Laura Béjar y yo, ya hemos tenido que descubrir dónde estaba el SAS (Servei d’Assistència Sanitària de la UAB), que ha sido de lo más patético, ya que no saber dónde está tras 5 años pateando el campus tiene tela marinera.
Llegada al lugar y a rellenar datos. Al final ha sido visto y no visto. Pinchazo, probeta de sangre, aguanta con un algodón, tirita y ¡fuera! Bueno, quizá a Laura el 50% de descuento que le han hecho le ha sabido a un chupito de gasolina, pero ¡algo es algo señores! Siguiente parada: resultados, radiografía y electrocardiograma.
Me gustaría plasmar en este espacio virtual también algunas preguntas y especificaciones del certificado médico que, a uno mismo, le hacen dudar de su juicio, mentalidad y estabilidad física.
Empieza bien, preguntándote tu nombre, tu sexo, la fecha de nacimiento, la nacionalidad, el lugar de nacimiento y que enganches una foto de tu careto para tenerte fichado por todas partes. Pero ahí la cosa se complica. Lo siguiente que te preguntan es: “¿has padecido alguna de estas enfermedades?”
- Tifus
- Difteria
- Hepatitis
- Poliomielitis
- Fiebre escarlata
- Brucelosis
- (entre otras que acaban en –sis)
A continuación, la cosa sigue degenerado y ya directamente te preguntan si te has escapado del manicomio de Sant Boi con preguntas como, ¿padece usted de enfermedades que pueden comprometer el orden público tales como…
- confusión mental?
- psicosis alucinatoria?
- psicosis paranoica?
Y para colmo y remate, luego te preguntan si te faltan cachos del cuerpo o si estás entero de cabo a rabo. Te señalan un recuadro donde pone: “Ojos”, “Nariz”, “Piel”, “Cuello”, “Orejas”, “Extremidades”. ¡Estoy entero señor médico!
Qué queréis que os diga. Al leer esto me entró el pánico. ¿Cómo puede ser que un tío sano, deportista, guapo y humilde (sobre todo humilde) como yo, tenga que someterse a todo esto? Sólo tiene una respuesta: ¡huir de este país que se hunde como el Titanic!
¡Un saludo!
Jajjaaja guapo i humil, ets la canya!!! Paperassa power step 1!! Animssss!!!
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