viernes, 31 de agosto de 2012

La primera cena


Como ya dije en mi primera entrada, la etiqueta “Sin tenedor” iba a tratar de comida, manjares, asquerosidades y demás. Así que no encuentro mejor manera de estrenarla que poniendo una foto de nuestra primera cena y el contenido de los platos. Cada uno pidió uno, que son los siguientes:

1.   Sopa de fideos con cordero cortado en láminas.

2.   Jiaozis o raviolis chinos rellenos de carne de cordero.

3.   Arroz frito con tortilla, verduras y trozos de cordero.

4.   Arroz blanco con cordero, cebolla y salsa.

5.   Fideos con salsa de tomate con pimiento, salsa picante y verduras.

Un par de palillos, unos cuencos para poder coger la comida que queríamos y un poco de agua.  Y todo por el módico precio de:

 

60 yuanes = 7,5€ / 5 personas = 1,5€ por persona.

 

No hace falta decir nada más.


No es una cena, es LA cena
 

jueves, 30 de agosto de 2012

Llegando a Tianjin: nuestro 1r día


Parece mentira, pero al fin puedo volver a publicar. Lo echaba terriblemente de menos. Veremos hasta cuando dura por eso… Espero que sea por mucho tiempo (¿he escuchado un “looooser” por ahí? YO CREO QUE SÍ). Aquí ahora todo es tan novedoso que me muero por contároslo todo y escribir sin parar. Pero vamos paso a paso y retomemos donde lo dejé en mi última entrada: el avión hasta Pequín.

Los asientos en el avión con pantalla y mantita para taparse :)
El viaje se hizo algo pesado, pero recapitulando un poco, podría haber sido mucho mucho peor. Teniendo que soportar 9 horas y 30 minutos metidos en aquel pajarraco de metal pues os podéis imaginar, pero nos trataron bastante bien: tuvimos un aperitivo de galletitas con bebida (algunos se tomaron un wisky-cola o una copichuela de vino para soportar la espera supongo); comida/cena (chinese pork, ensalada pequeña, una especia de yogurt griego de crema por arriba y fresa por abajo, pan, mantequilla, bebida y un pequeño vaso con agua para té o café); y un desayuno: embutido (queso, pavo, queso para untar, tomates y uvas), pan, mantequilla, mermelada y otro yogurt griego pero no sé de qué era, era algo amarillo (estaba bueno, por eso).
Una de las comidas que nos sirvieron en el avión.

Para pasar las horas de aburrimiento teníamos una especie de mini-TV enfrente de nuestros asientos. Podíamos elegir entre audio (música de todos los tipos), video (había series, pelis, documentales, etc.); y juegos (había de muchos tipos: puzzles, solitario, marcianitos, ajedrez, etc.). Los juegos los disfrutamos poco, ya que o se bloqueaban o no funcionaban. La indignación de Laura me hizo reír varias veces. Al final nos dejaron algo de tregua y pudimos viciarnos un poquito, no como un chinorris que teníamos un asiento más adelante que se pasó todo el dichoso vuelo jugando al solitario (ejem VICIAO ejem).

Del vuelo hay que destacar dos cosas importantes que no puedo pasar por alto.

1.    ¿Personaje famosos? Creo que en el primer asiento de la clase business estaba, nada más ni nada menos, que Wenger, el entrenador de futbol. Mis altos niveles de conocimiento futbolístico (guiño-guiño) me impiden asegurar  si era él o no, pero de alguna vez que lo había visto en TV, diría que era él. Tampoco era cuestión de hacerme el groupie y acosarle para que me dejara hacerle una foto.

2.    La azafata matapasajeros. Cuando estábamos a punto de despegar, uno de los pasajeros que teníamos en el asiento de atrás, le comentó a la azafata que tenía bastante miedo a volar, que si le podía dar algo fuerte para relajarle. Su respuesta fue: “¡Claro! Tengo unas pastillas en mi mochila bastante fuertes, pero te las voy a dar con un poquito de ALCOHOL para que te hagan más efecto!”  ¿¿HOLA BONA TARDA???

Una vez aterrizados en Pequín, pasamos el control de visados y llegamos a una especie de tren que nos iba a llevar al aeropuerto de verdad (estos chinos se ponen a construir y no tienen límite). Más tarde, recuperamos nuestras maletas (¡Thank God!) y en busca del autobús con destino Tianjin. Y aquí es donde la cosa se pone interesante…

Pasando por alto la bordería de la chica que nos vendió los billetes de autobús, nuestra cara al salir por la puerta del aeropuerto y ver el cielo fue de:

O_____________________O

CONTAMINACIÓN. En unos niveles tales que no sabes si es niebla, nubes o simplemente es que nadie ha pintado el cielo de color azul. No sólo era la sensación, sino el olor, una cosa que se te metía por las fosas nasales y te provocaban náuseas. Y después llegó el autobús que, para todos aquellos “privilegiados” usuarios de la línea C5 mataró-uab directo por autopista, no estaba nada mal. Hasta que arrancó y entró en la carretera.
Panorámica del cielo saliendo del aeropuerto de Pekín.

Antes de partir, recuerdo que mi padre me comentó que el número de muertos en carretera en China asciende a unos 200 por día, REPITO, ¡DÍA! Yo en ese momento, pensé que era por la abundancia de la población china, pero estaba completamente equivocado. Esto es una auténtica jungla de la conducción: coches, camiones, motos y bicicletas circulando por donde quieren, peatones que cruzan por donde les apetece, coches que “esquivan” a los peatones en vez de dejarles pasar, pitidos de claxon cada dos por tres, el intermitente como que no existe, coches circulando en 5 filas por carreteras de 3 carriles, adelantando tanto por la derecha como por la izquierda, 5 vehículos intentado entrar en una salida de la autopista donde solo cabe 1, taxis adelantando por carriles contrarios, autobuses que arrasan por donde van.... No sigo porque ya me estoy poniendo malo al recordarlo. Aquí si uno quiere matarse, la mejor opción es cruzar la calle o coger una bici; os lo aseguro, muerte segura. No se puede ni cruzar la calle tranquila cuando el neón del peatón está en verde, para que os hagáis una idea. En resumen, aquí el señor Farruquito conduce como un conductor ejemplar.
La parada de bus en el aeropuerto de Pekín.

A todo esto, llegamos 3 horas después a Tianjin en una estación de autobuses un poco tétrica. Así como pudimos salimos cargados de maletas y nada más poner un pie fuera, un par de taxistas nos acosaron para que cogiéramos sus vehículos. Como pudimos les indicamos dónde íbamos y como pudimos nos metimos en los taxis aguantando las maletas en la parte trasera. La sensación que tuve desde la parte trasera del coche y mirando la conducción del taxista era como si alguien nos llevara con un joystick esquivando coches, metiéndose por donde quería y siguiendo al otro taxista de todas todas: si tenía que meterse en dirección contraria o cruzar 3 carriles sin intermitente, lo hacía. Y la historia no acaba ahí. Lo que en principio iba a ser un viaje de 40 yuanes (unos 5€) se multiplicó por 2 más la subida del IVA de Rajoy ya incorporada (100 yuanes = 12€). Tuvimos que pasar por el tubo, pagamos la novatada y resignados en busca de la residencia.

Nivel de cansancio 85% Nivel de indignación 120%

Tras entrar en la universidad y entendernos como pudimos con una chica de recepción, hizo una llamada y un chico nos indicó para llegar a nuestro siguiente destino. Pateamos un buen trozo hasta llegar a la residencia/hotel donde íbamos a estar todo el año. En ese momento lo que necesitaba era que me dieran mi habitación, poder dejar las maletas y poder respirar y pensar un poco. Todo iba demasiado deprisa en ese momento para mí.

Seguramente había alguien que quería echarse unas risas conmigo ese día, porque después de confirmar que nos esperaban, me dijeron que era imposible tener una habitación individual y que tenía que compartir una, el motivo (por no llamarlo  ”excusa”) era algo así como que el gobierno obligaba a los estudiantes a dormir en habitaciones compartidas y bla bla bla bla… (desconecté hasta que dijo), “pero en 2 semanas, máximo 3, podrás cambiarte a una individual”. La conversación en ese momento fue:

·         ¿Seguro?

·         Seguro

·         ¿Me lo prometes?

·         Te lo prometo

·         Espero que no pongáis ninguna pega.

·         Os aseguro que podréis cambiaros en 3 semanas máximo.

·         Tengo tu palabra, entonces.

·         Si no, los que queráis una individual os mudáis a mi casa que tengo habitaciones libres.

·         ¬__¬

Nivel de cansancio 90% Nivel de indignación 200%

Al llegar a la habitación, me encontré con que ya había alguien, así que hice lo que más me apetecía en ese momento, DUCHARME. Sí, porque lo segundo hubiera sido ponerme a destrozar cosas y lo tercero tirarme por la ventana. Sí, soy así de rebelde. El agua fue como una poción.

Nivel de cansancio 70% Nivel de indignación 50%

Mi compañero (espero que sea temporal) de habitación es ruso y se llama (redoble de tambores trrrrrrrr) DIMITRI (¿Alguien ha dicho cliché por ahí? YO CREO QUE SÍ). El chico es muy majo. No habla nada de inglés ni de chino, así que nos entendemos como E.T. con el niño: por señas. Está aquí porque acompaña a su novia también rusa, y va a aprender chino (¡Qué bonito es el amor!). No comparten habitación porque no les dejan por ser chico-chica. Pero bueno, de momento la convivencia no ha sido larga, pero vamos bien. Lástima que no podamos hablar, porque se le ve simpático y agradable: me regaló caramelos y compró una fregona para limpiar la habitación, a cambio yo tengo que comprar la escoba (ojo por ojo, supongo). A ver si podemos llegar a entendernos en los próximos días. Os mantendré informado de las peripecias de Dimitri.
Mi habitación en la residencia.

El resto del día lo empleamos en ir a la oficina de intercambios a darnos de alta, a dar una vuelta por el campus, ir acompañados de un chino llamada Leonardo a un centro comercial que está a 5 min del campus (lugar que creo va a ser nuestra salvación muchas veces), y salir a buscar un restaurante para cenar (a todo esto lo único que había comido hasta ese momento del día eran un par de bocatas que traje de casa en el autobús a eso de las 9 de la mañana. ¿he oído hambre por ahí? YO CREO QUE SÍ. Hasta las 8 de la tarde ni me acordaba de que la tenía). Para hablar de la cena, escribiré mi primera entrada de Sin tenedor porque vale la pena. Al ingerir los alimentos casi me caen las lágrimas de lo bueno que estaba y del hambre que tenía. Solo puedo decir que nos pusimos como cerdos agridulces y nos costó 1,5€ a cada uno. AHÍ LO DEJO.

Y tras llegar a casa después de cenar, a dormir. Con un “Dimitri, I Sleep” (gesto con las manos en la mejilla).

Nivel de cansancio 150% Nivel de indignación 20%

Y esto es todo lo que aconteció en nuestro primer día en Tianjin. Una ciudad misteriosa y alocada que espero que traiga muchas cosas, a poder ser positivas, ¡por favor! Ahora que parece que esto funciona (guiño-guiño) iré subiendo entradas, a poder ser, a diario y pondré más fotos donde-vosotros-ya-sabéis-que-no-se-puede (guiño-guiño).

Espero que estéis todos bien.

Os envío un abrazo enorme desde China.




lunes, 27 de agosto de 2012

Conectando desde Viena


Probando, probando. 1, 2, 3. Probando. 1, 2, 3. Se me oye, se me oye… Parece que sí. Parece que esto funciona

Buenos y frescos días desde el aeropuerto de Viena. No me hagáis deciros el nombre porque es indescifrable e impronunciable. En estos momentos estoy sintiendo en mis propias carnes lo que sintió Tom Hanks en la película aquella en la que se queda atrapado en un aeropuerto. Una sensación de:

“Me abuuuuuuuuuurroooooooo”.

Con la ligera diferencia que yo no estoy retenido, simplemente estoy esperando que lleguen las 12:40 para empezar el embarque de nuestro siguiente avión. Parece que el tiempo esta vez ha decidido ralentizarse. Este avión ya sí que sí, nos llevará hasta la capital del gigante asiático: Pequín o Beijing para ellos.

El vuelo hasta aquí ha transcurrido sin incidencias destacables. Facturación sin problemas, despedida emotiva pero muy bonita, control de escáner sin pitidos ni extracción, una pequeña vuelta por la terminal B antes de llegar a la C, embarque rápido, despegue perfecto y tentempié muy agradable: una sabrosa muffin con trocitos de chocolate y un zumo de naranja. Sólo una pequeña crisis nerviosa derivada por una mala colocación de la tarjeta del móvil, pronuncio el mea culpa desde aquí, pero que por suerte se ha quedado en anécdota. Por todo lo demás, todo va sobre ruedas. ¡Toco madera para que así siga el resto del viaje!

Ahora estoy en medio de un pasillo con el portátil conectado a un enchufe viendo la gente comprando en el Duty Free y  pasar corriendo… ¡qué estampa tan curiosa!

 

¡CAMBIO! Ya no estoy en el suelo. Una de mis compañeras ha encontrado una zona wifi de calité calité y ahora tengo enchufe y sillón. De repente me siento importante. Os dejo una instantánea de donde estoy escribiendo in situ.
 
¡Qué bonita la zona FreeWlan!
 

A todo esto son las 11.23. Ya queda menos para el embarque. En mi hoja de ruta pone que me darán almuerzo y desayuno y que el vuelo dura unas 9 horas y 30 minutos. La hora española de llegada estimada son las once, once y media aproximadamente. Supongo que en Pequín no tendré oportunidad de avisar, pero no os preocupéis que os avisaré de que estoy sano y salvo lo antes posible.

 

Un abrazo vienés enorme

domingo, 26 de agosto de 2012

La que se avecina


Y al final el día ha llegado… En breve estaré metiendo las maletas en el maletero del coche y camino del Aeropuerto rumbo, primero, Viena, y después, Pequín, para terminar, si todo va bien, en Tianjin.

 

LA AVENTURA COMIENZA.

 

Ahora toca darle caña al blog y espero que disfrutéis de esta experiencia conmigo. Y si me comentáis (no seáis siesos y hacedlo), mejor que mejor. No es momento para estar triste, nervioso y emocionado sí, pero no triste. Es una GRAN oportunidad y aprovecharla toca.

 

Para comunicar-nos, olvidad Watsap, está desconectado y no lo tendré hasta el año que viene; Twitter censuradísimo; y Facebook da bastantes problemas en China, pero una vez allí ya os comunicaré si funciona bien o no. Sin embargo, vía correo electrónico o Skype no hay ningún problema. Es un tema de cuadrar horarios (+6 de diferencia horaria), cosa que puede ser harto complicado también, pero alguna cosa podremos hacer. A todo esto, mi nombre de usuario de Skype es (mushitomark), por si queréis agregarme.

 

Mi 2 últimos consejos son:

 

¡VIVID, GENTE, VIVID!

 

¡SONREID, GENTE, SONREID!

 

Antes de que os deis cuenta estaré por aquí con mis ojos azules, mi risa de hiena y contando locuras de los chinos.

 

No os voy a decir adiós, os grito un ¡HASTA PRONTO!