Probando,
probando. 1, 2, 3. Probando. 1, 2, 3. Se me oye, se me oye… Parece que sí. Parece
que esto funciona
Buenos
y frescos días desde el aeropuerto de Viena. No me hagáis deciros el nombre
porque es indescifrable e impronunciable. En estos momentos estoy sintiendo en
mis propias carnes lo que sintió Tom Hanks en la película aquella en la que se
queda atrapado en un aeropuerto. Una sensación de:
“Me abuuuuuuuuuurroooooooo”.
Con
la ligera diferencia que yo no estoy retenido, simplemente estoy esperando que
lleguen las 12:40 para empezar el embarque de nuestro siguiente avión. Parece
que el tiempo esta vez ha decidido ralentizarse. Este avión ya sí que sí, nos
llevará hasta la capital del gigante asiático: Pequín o Beijing para ellos.
El
vuelo hasta aquí ha transcurrido sin incidencias destacables. Facturación sin
problemas, despedida emotiva pero muy bonita, control de escáner sin pitidos ni
extracción, una pequeña vuelta por la terminal B antes de llegar a la C,
embarque rápido, despegue perfecto y tentempié muy agradable: una sabrosa muffin con trocitos de chocolate y un
zumo de naranja. Sólo una pequeña crisis nerviosa derivada por una mala colocación
de la tarjeta del móvil, pronuncio el mea culpa desde aquí, pero que por suerte
se ha quedado en anécdota. Por todo lo demás, todo va sobre ruedas. ¡Toco
madera para que así siga el resto del viaje!
Ahora
estoy en medio de un pasillo con el portátil conectado a un enchufe viendo la
gente comprando en el Duty Free y pasar
corriendo… ¡qué estampa tan curiosa!
¡CAMBIO!
Ya no estoy en el suelo. Una de mis compañeras ha encontrado una zona wifi de calité calité y ahora tengo enchufe y sillón.
De repente me siento importante. Os dejo una instantánea de donde estoy
escribiendo in situ.
¡Qué bonita la zona FreeWlan! |
A
todo esto son las 11.23. Ya queda menos para el embarque. En mi hoja de ruta
pone que me darán almuerzo y desayuno y que el vuelo dura unas 9 horas y 30
minutos. La hora española de llegada estimada son las once, once y media
aproximadamente. Supongo que en Pequín no tendré oportunidad de avisar, pero no
os preocupéis que os avisaré de que estoy sano y salvo lo antes posible.
Un abrazo vienés enorme
No hay comentarios:
Publicar un comentario