(NOTA PERSONAL: lectura de la entrada "Certificado médico (1a parte)" antes de leer esta entrada).
Tras la entrada de la semana
pasada sobre la primera parte del certificado médico, me dispongo a relataros
la segunda parte y lo más importante: ¡¡QUE NO HABRÁ MÁS!!
Hoy, martes 20 de marzo,
radiaba un sol espléndido en el firmamento, un aroma fantástico rociaba la
vegetación, los alumnos salían de las clases y se tiraban a la hierba, cual
vampiro en busca de sangre, los pajarillos emitían suaves sonidos y, bueno,
resumiendo: que hacía buen día. (No se me ocurren más expresiones poéticas).
El itinerario realizado hoy
podría resumirse en estos tres pasos:
- Primera parada = Bar. Punto de
encuentro con Laura Béjar y, sobre todo, para recargar pilas con un
actimel y un café.
- Segunda parada = FTI (Facultad de
Traducció i Interpretació) a recoger la traducción del expediente
académico.
- Tercera parada = SAS (Servei
d’Assistència Sanitaria) para lo que nos concierne en la entrada de hoy.
Lo primero ha sido recoger
los análisis de sangre de la semana pasada y pedir turno para hacernos
la radiografía y el electrocardiograma. Mientras esperábamos a la
enfermera para hacernos las pruebas, hemos abierto ávidamente el sobre de los
análisis para confirmar que, efectivamente, no padecemos ninguna enfermedad
venérea o de transmisión sexual y para que nos dijeran (en grande, negrita y MAYÚSCULA) nuestro grupo sanguíneo ( ¬___¬ ¿¡NO LO SABÍAMOOOS!?).
En fin…
Al cabo de unos minutos,
apareció la misma enfermera de la semana pasada que también me iba a realizar
la radiografía del “pechamen”.
La acompaño hasta una pequeña sala con un mensaje de PELIGRO RADIACIÓN en la puerta y antes de entrar ella va y se pone
una mascarilla, como si entrara a trabajar en Chernobil. En este punto, yo en
el umbral de la puerta, la conversación ha sido la siguiente:
Enfermera:
Passa, guapo, passa.
Mark: ¿Passo,
segur?
E: Sí, sí.
Seu en aquest taburet.
M: Bueno,
d’acord —vaig dir asseient-me en una cadira.
E: ¡Ah,
per cert! Jo porto aquesta mascareta perquè soc al·lèrgica a tots aquest
productes, però pots estar tranquil que no et passarà res de res.
M: D’acord
—sospirà alleujat.
Después de este momento, la
escena ha sido de lo más pintoresca. Me ha hecho quitarme el jersey y la
camiseta y me ha indicado cómo debía colocarme exactamente para poder hacerme
bien la radiografía. Sus indicaciones han sido las siguientes:
Amb el pit has de tocar la placa. Molt bé. Mans a la cintura. ¡A la
cintura! Molt bé. Ara recolzes la barbeta contra això que sobresurt de d’alt de
la placa. Molt bé. I ara els braços els fiques cap a dintre. Molt bé. Quan jo
t’ho digui, agafes aire i aguantes la respiració. 1,2,3. ¡Ara! Mooooooooooolt
bé, guapo, ha sortit perfecte.
No he tenido el placer/suerte
de ver la escena desde fuera, pero supongo que con el torso desnudo, con los
brazos metidos pa dentro, la barbita
apoyada en el cacharro ese que me medio obligaba a poner morritos, debía
parecer una mezcla entre una de las modernas de LOEWE y un bailarín de Lady
Gaga. Muy, muy lamentable.
Cinco minutos después, estaba
tumbado en una camilla y la enfermera me iba a realizar el electrocardiograma.
Me ha puesto cuatro pinzas de tender del tamaño de un gato mimado, dos en las
muñecas y dos en los tobillos, y luego unas ventosas alrededor de la zona del
pecho donde está el corazón (para los de la LOGSE: el corazón está en la parte izquierda). Ha salido aquello
cuál telegrama de los años 20. Y luego las explicaciones:
E: ¿Fas
esport?
M: Sí,
¿per?
E: És que
m’ha sortit que tens el cor gran.
M: Bueno això
ja ho sabía, es que sóc molt bona persona. (esto no lo he dicho, pero lo he
pensado, jejeje). Però, tinc entès que és normal que els esportistes tinguin el
cor gran. (eso sí lo he dicho).
E: Sí, sí.
Només era per assegurar-me. Tot està perfecte.
Y por último, la consulta
con el médico y el rellenamiento del certificado médico. Tras comprobar
que no padezca ninguna enfermedad, que no soy un peligro para el orden público
y tomarme la tensión, ha venido la prueba de visión. Ha abierto una ventada en
el ordenador, ha girado la pantalla y allí había una especie de mosaicos de
colores con un número en el medio para saber si veía bien las cifras y
comprobar que no necesito gafas o lentillas y que no tengo daltonismo
(mini-punto para mí).
Y eso ha sido todo. Y todo
por el módico precio de 0€ (És gratis, eeeeh!!). Maravilloso, espectacular, me emocionado al saber que no había que
soltar guita. Ha sido hasta divertido meterme en todo este embolado. Certificado
médico completo y sellado, radiografía, análisis y electrocardiograma en
mano, Laura y el menda hemos salido más contentos del SAS que Falete después de
comer una fabada asturiana.
Ahora toca enviar todo el
papeleo de la primera fase (la segunda fase vendrá más adelante y
os aseguro que será muy muy entretenida), y comprobar si está todo y es correcto.
Crucemos los dedos para que lo envíen lo antes posibles a la Universidad de Tianjin y me aceptes la
plaza definitivamente.
Como punto final, quería
agradecer a todos los que habéis visitado, entrado y comentado el blog y por
todas las críticas constructivas, las posibilidades de mejora y las propuestas
que me habéis planteado para ir desarrollando esta bitácora, que tengo que
asegurar estoy disfrutando como un tonto con un lápiz.
¡Un saludo!