lunes, 17 de septiembre de 2012

Arroz en bol al cubo


Hace un tiempo, una persona me dijo que la vida es el regalo más preciado que te pueden hacer. Por lo tanto, lo que teníamos que hacer era exprimirla al máximo, vivirla hasta el más allá, y recorrer este viaje, que es la vida, disfrutando de cada paso del camino.

Hace unos meses pensaba que mi vida era demasiado rutinaria, pero tenía la esperanza de que cuando llegara aquí, la chispa de la vida volviera a encenderse. Y no me equivocaba. Supongo que este sitio, por raro y cutre que parezca, me está aportando cosas tremendamente trascendentales para mí y para mi vida. Pese a la locura que reina entre la población china, no podría estar más contento de estar aquí.

Tras esta reflexión tan ñoña que os acabo de soltar, sigo contando todas las peripecias que ocurren en天津(TianJin)

1.   Una visita a correos. La idea general de este apartado vendría a estar incluida con la etiqueta “Papeleo de San Pokón”. Como ya se preocuparon de recordarnos en la UAB antes de partir, todavía somos estudiantes de la FTI (Facultat de Traducción i Interpretació), y por lo tanto, tenemos que rellenar una serie de papeleo (nada, sólo unos mil doscientos documentos para recordarles y recordarnos, que sí, que nos vamos a China y que vamos a estudiar allí). Bien, pues del millar de papeles que hay que entregar y/o rellenar, uno es el contrato de estudios, que equivale al papel en el que especificas las asignaturas que cursarás tanto en la UAB, como en la Universidad de Tianjin, para que quede constancia de las asignaturas que puedes convalidar, equiparar, matricular, etc. El que tenemos ahora es el PROVISIONAL, es decir, el COCRIS (señores de la RAE, desde aquí inicio la plataforma “Por la aceptación de cocris  en el nuevo diccionario de la RAE” siguiendo el ejemplo de otras como muerciégalo o güisqui). Una vez lo tuvimos firmado, teníamos que mandarlo por CORREO CERTIFICADO. ¿Por qué en mayúsculas? Respuesta: ¿CÓMO DEMONIOS SE DICE CORREO CERTIFICADO EN CHINO? Ahí lo tenéis. Lo anotamos en un papel por si nos pasaba algo parecido a lo del jarrón del otro día, y nos plantamos en la oficina de  correos a las 16.54 cuando cerraban a las 17.00 (VIVIENDO AL LÍMITE, ¡claro que sí!).  Le enseñamos el papel en el que ponía “correo certificado” a la mujer, asintió y preparamos los documentos que íbamos a enviar. Todo iba bien hasta que pasó lo inevitable: SE PUSO A HABLAR. 5 estudiantes de chino allí mirando a aquella mujer y sin entender ni “jota”. Por suerte para nosotros, la mujer, mostrando toda su “simpatía”, salió a la calle e iba preguntando a la gente que pasaba si sabían ingles. Al final, una chica dijo que sí y nos tradujo lo que nos estaba contando lo mujer: “¿Queréis mandarlo de forma normal o express?” ¡Un aplauso por nuestro nivel de comprensión! Con la intérprete al lado, nos fuimos enterando de todo y conseguimos rellenar todos los datos correctamente y enterarnos de que, si todo iba sobre ruedas, llegaría en una semana a la FTI. Lo mejor de todo es que la mujer de correos nos hizo un descuento por ser extranjeros y nos cobró unos 50 yuanes menos de lo que costaba (220 à 176 = cerca de 22 euros en total entre los 5). Desde aquí, señora, ¡OLÉ TÚ! Nos despedimos con un “hasta luego”, porque tendremos que volver a enviar el mismo documento, esta vez el DEFINITIVO. Voy a mandar un mensaje a los de la FTI con vuestro permiso: Señores de Gestión Académica, buenos días, muchísimas gracias por obligarnos a pagar un correo certificado desde la otra parte del mundo en pleno silgo XXI cuando con un fax llegan al momento y podemos entregar más tarde cuando volvamos. Gracias por colaborar a que el viernes fuéramos un poquito menos ricos. Con todo mi amor, Marc.

2.   A la sexta, va la vencida. En mi última entrada comenté que el librero mentía más que hablaba cuando nos decía que volviéramos otro día para encontrar el único libro que nos faltaba. Pues bien, el viernes entonó de nuevo el famoso artículo de Larra “Vuelva usted mañana” y nos obligó a ir el sábado a las 2 de la tarde. WTFquehorassonesasdeiracomprarlibros! Estaba más indignado que un ministro cuando no le dan un iphone.  Ya ni me acordaba del libro, a decir verdad, así que cuando Meri me recordó que teníamos que ir a comprarlo, me dio pereza, pero allá que nos fuimos. Entramos, nos acercamos a la estantería y allí estaban: LOS LIBROS. 10 preciosos libros salidos de fábrica. Hasta olían las hojas a la tinta de la impresora. Un olor, una fragancia, un aroma… ¡Qué gusto! Finalmente la odisea para conseguir el libro había puesto su punto y final, e incluso podíamos practicar porque incluye un CD. No sé qué hay, pero me da a mí, que vamos a escucharlo unas cuantas veces por si las moscas.

3.   Una foto, un visado y otra estafa. El viernes, decidimos no salir y descansar por dos motivos: uno, porque teníamos un cansancio enorme; y segundo, porque el sábado a las 9 de la mañana teníamos que estar todos en el vestíbulo de la residencia para que nos hicieran el registro policial y nos renovaran el visado. La única buena noticia, es que no teníamos que desplazarnos. Sin embargo, estoy empezando a pensar que estos chinos no saben que también se pueden hacer estos trámites a partir de las 11 o las 12. “Que no pasa nada, amigos míos, dormir también es bueno para vosotros”. Algunos decidieron salir hasta tarde, y otros directamente, empalmar. Había algunos que la cara la tenían más desfigurada que en un cuadro de Picasso. A las 9 salieron los coordinadores para explicarnos cómo iba a funcionar el tema: nos dividieron en 2 grupos, los que eran becados por instituciones y los que venían de universidades con convenio (¡presente!). A pesar de que éramos casi los últimos de este turno, tuvimos suerte, porque nuestro grupo fue el primero en hacer todo el papeleo. Nos ordenaron por países: rusos, japoneses, coreanos, ucranianos y españoles. Y nos hicieron hacer cola en el segundo piso, donde hay un restaurante, que lo habían habilitado para llevar a cabo todo el papeleo. Lo que teníamos que hacer era muy simple: entregar el pasaporte, pagar (aquí siempre antes de hacer nada), hacernos una foto, recogerlas, dárselas a otra mujer y salir por la otra puerta. Fácil, ¿verdad? La gente iba pasando y pasando, hasta que llegamos al primer mostrador, donde se encontraba nuestro querido amigo Li Peng, cobrando. Y ahora viene el momento estafa. En principio tenías que traer 460 yuanes (que son menos de 60€) para que te lo hicieran todo. Pues bien, como casi nadie lo tenía justo, y aquí siempre que te dan dinero o lo sacas del cajero te dan billetes de 100 yuanes, la mayoría entregaban 500 yuanes, esperando los 40 yuanes de cambio. PERO NO. Simplemente no te daban el cambio. El tío, con toda su jeta, te decía que ya te lo daría. ¿CÓMO QUE YA TE LO DAREMOS? Me enervé. Es decir, me levanto a las 8 de la mañana un sábado después de estar toda la semana levantándome a las 7, intentando entender a los profesores y estudiando más que un japonés inyectándose Redbull en vena, me hacéis esperar 50 minutos, me sopláis dinero por unas pruebas médicas que ya tenéis, os pago una pasta por un visado por segunda vez, y encima tienes la desfachatez de decirnos que YA TE LO DAREMOS. ME CAGO EN SATANÁS. Se cerró en banda y dijo que no, pero vamos, poco voy a tardar en ir a buscarlos. Si hace falta me planto en su casa. Y nada, más indignado que Artur Mas cuando supo que Eurovegas no iba a Catalunya, esperé mi turno para hacerme mi foto, en la que al menos salí agraciado. Cogí las que me dejaron y al final solo me dejaron firmar el papel (¡gracias por dejarme firmar un papel que me pone mi nombre!) y poner la fecha. Lo de las entradas, nada, se lo preguntó Judit pero la chica la ignoró más que un guiri cuando le ponen un vaso de agua en Lloret de Mar. Así que no sabemos ni cuántas entradas al país nos pondrán (aunque seguramente nos pondrán una y se terminó), ni cuándo nos darán los pasaportes, ni cuándo tendremos los visados de nuevos. Todo y todos controladitos.

4.   Cena de clase. Ayer por la tarde/noche una chica nos sugirió ir a cenar con el resto de compañeros de clase de intermedio dos para conocernos mejor y que haya buen rollo entre nosotros. Sobre el papel, la idea sonaba fantástica. En principio la hora de quedada eran las 7 de la tarde, pero tuvimos que adelantarlo hasta las 6.30 porque los japoneses no podían volver al campus más tarde de las 8. No sé si os habéis enterado, pero Japón ha comprado unas islas y China se lo ha tomado como una ofensa y ha estallado un conflicto político entre los dos países. Consecuentemente, los japoneses que están por China tienen que ir con cuidado y tienen “toque de queda”. Pero, por los avatares del destino, al final salimos a las 7, porque uno llega tarde, la otra tenía que pintarse como una puerta para salir a cenar… ¡Cosas que pasan! Y más tarde, no pillábamos un taxi ni a la de tres. Hubiera resultado más fácil ir andando, pero nadie quería. Al final, cogimos el taxi y el memo del conductor se equivocó y nos dejó en otro sitio, por lo que tuvimos que echar a andar un rato para después coger otro taxi, que ahora sí, nos dejó en el sitio en el que íbamos a cenar. Cuando llegamos al bar, me dicen que están en otro, justo al lado, porque el otro estaba lleno. Y ya cuando mi nivel de indignación era ya máximo, no había mesa para todos, así que tuvimos que separarnos y cenar con las italianas a las que ya conocíamos, así que cena de clase TURURÚ. Uno que iba dispuesto a conocer al resto de la clase… Ná de ná. Cenamos en un sitio un poco chic, en el que la iluminación iba cambiando de color, las mesas era modernas y ponían música dance. Hasta nos pusieron La gasolina (A ella le gusta la gasolina, dale más gasolina).
Para ser China no está nada mal
A todo esto, eran ya más de las 8, así que toque de queda lo que yo te diga. La cena estuvo genial (pizzas tamaño pizzas y hamburguesas con ensalada y patatas fritas), un poco más cara de lo habitual (en total, pagué por la cena 4€, pero aquí eso es caro. Lo sé, cuando vuelva me dará un panic attack al ver la cuenta), pero para 1 vez muy de tanto en tanto, está bien. Finalmente, tocaba acudir al bar en el que en principio habíamos quedado, pero cuando llegamos allí no había ni rastro de los de la clase. Llamó una chica a Fiamma, una chica italiana que estaba con nosotros, y le dijo que estaba en otro y que si íbamos a ir para allá. ¡Bravo, bravo y mil veces bravo chica! Como sabíamos dónde estaba, no te jode… Así que decidimos volver, hartitos de comida, pero un poco molestos por cómo lo habían organizado todo. Hoy, cuando he entrado por la puerta, he fulminado a más de uno con la mirada, menos a un chico japonés que tuvo la decencia de venir a preguntarnos qué tal la cena, y que nos veíamos en el bar. Chico, Takahashi o como te llames, ¡OLÉ TÚ!

5.   PinkyGirl. Una de las cosas que siempre he querido hacer es conocer a una norteamericana que fuera animadora en el instituto, solamente para medir su grado de estupidez. De esas que cuando les dices que eres español, te contestan: ¿y en España tenéis ordenadores? Pues tenemos una de esas por aquí. No sé si era animadora o no, pero es más tonta que un nabo. Una mujer que se apunta tu nombre y un rasgo físico en una libreta para recordar tu nombre, o que pregunta si en España hay chicas que sean rubias, sinceramente, no merece mucha atención; sólo si tienes ganas de echarte unas risas. La hemos apodado “Pinky”, porque nos dijo que le encantaba China porque aquí todo era “pinky”, es decir, de color rosa, que en EEUU todo es azul y negro y por eso le encanta estar aquí. Hace una semana o así, fuimos a Tesco (a darnos una vueltecita por el supermercado, nuestro hobby favorito) y hacía un poco de rasca, así que todos íbamos algo abrigados, pero ella iba con vestidito. Iba bebiendo un refresco de té tipo Nestea (aquí hay de muchos tipos) y un chico le preguntó:

A: ¿No tienes frío?

B: ¿Frío? No, este té no es frío, en esta país no hay nada frío.

A: ¿Cómo dices?

B: ¿Qué me has preguntado?

A: Si TÚ tienes frío.

B: ¡Ah! No.

Chica, te faltan unos 15 minutos más en el microondas.

6.   Los hijos de Mao. He decido que siempre que vaya a hablar de las chaladuras de la sociedad china, voy a colocar este título. Creo que me estoy acostumbrando a ellas, porque no he visto cosas muy raras estos últimos días.
真的吗? JAJAJAJA. Estas es buena.
Como siempre, cruzan la calle sin tener en cuenta su vida, tocan todo en el supermercado para luego dejarlo, visten peor que Agatha Ruiz de la Prada, se gritan en cualquier sitio, te miran raro cuando vas por la calle, escupen, se suenan los mocos en medio de la calle… LO NORMAL. Lo único así estrambótico, es que nos contaron que vieron a un viejo masturbándose por una calle persiguiendo a las colegialas. En fin, ya llegarán más episodios cargados de anécdotas que os harán flipar. Son demasiados, así que ni que sea por estadística…

Y esto es todo por el momento. Para aquellos interesados, mi convivencia con Dimitri va bastante bien. Ya no llama la SIESA por la mañana, ahora llama él. Además, se va a dormir pronto, así que no hace ruido cuando estoy durmiendo, tienes las cosas recogidas, me enseña fotos que ha hecho, me pregunta dudas sobre sus deberes… ¡Todo bien! Estoy planteándome seriamente quedarme con él y pagar mucho menos de residencia, ya que estoy adaptándome muy bien a vivir con él en la habitación. Ya decidiré más adelante.

Gracias a todos los que me seguís, un placer que todo lo que escribo lo lea tanta gente.

Un abrazo enorme,


马克

La biblioteca del campus

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