Hace un tiempo, una persona me dijo
que la vida es el regalo más preciado que te pueden hacer. Por lo tanto, lo que
teníamos que hacer era exprimirla al máximo, vivirla hasta el más allá, y
recorrer este viaje, que es la vida, disfrutando de cada paso del camino.
Hace unos meses pensaba que mi vida
era demasiado rutinaria, pero tenía la esperanza de que cuando llegara aquí, la
chispa de la vida volviera a encenderse. Y no me equivocaba. Supongo que este
sitio, por raro y cutre que parezca, me está aportando cosas tremendamente
trascendentales para mí y para mi vida. Pese a la locura que reina entre la
población china, no podría estar más contento de estar aquí.
Tras esta reflexión tan ñoña que os
acabo de soltar, sigo contando todas las peripecias que ocurren en天津(TianJin) 。
1. Una visita a
correos. La idea general de este apartado
vendría a estar incluida con la etiqueta “Papeleo de San Pokón”. Como ya se
preocuparon de recordarnos en la UAB antes de partir, todavía somos estudiantes
de la FTI (Facultat de Traducción i Interpretació), y por lo tanto, tenemos que
rellenar una serie de papeleo (nada, sólo unos mil doscientos documentos para
recordarles y recordarnos, que sí, que nos vamos a China y que vamos a estudiar
allí). Bien, pues del millar de papeles que hay que entregar y/o rellenar, uno
es el contrato de estudios, que equivale al papel en el que especificas las
asignaturas que cursarás tanto en la UAB, como en la Universidad de Tianjin,
para que quede constancia de las asignaturas que puedes convalidar, equiparar,
matricular, etc. El que tenemos ahora es el PROVISIONAL, es decir, el COCRIS (señores de la RAE, desde aquí
inicio la plataforma “Por la aceptación de cocris
en el nuevo diccionario de la RAE”
siguiendo el ejemplo de otras como muerciégalo
o güisqui). Una vez lo tuvimos
firmado, teníamos que mandarlo por CORREO CERTIFICADO. ¿Por qué en mayúsculas?
Respuesta: ¿CÓMO DEMONIOS SE DICE CORREO
CERTIFICADO EN CHINO? Ahí lo tenéis. Lo anotamos en un papel por si nos
pasaba algo parecido a lo del jarrón del otro día, y nos plantamos en la
oficina de correos a las 16.54 cuando
cerraban a las 17.00 (VIVIENDO AL LÍMITE, ¡claro que sí!). Le enseñamos el papel en el que ponía “correo
certificado” a la mujer, asintió y preparamos los documentos que íbamos a
enviar. Todo iba bien hasta que pasó lo inevitable: SE PUSO A HABLAR. 5
estudiantes de chino allí mirando a aquella mujer y sin entender ni “jota”. Por
suerte para nosotros, la mujer, mostrando toda su “simpatía”, salió a la calle
e iba preguntando a la gente que pasaba si sabían ingles. Al final, una chica
dijo que sí y nos tradujo lo que nos estaba contando lo mujer: “¿Queréis
mandarlo de forma normal o express?” ¡Un aplauso por nuestro nivel de
comprensión! Con la intérprete al lado, nos fuimos enterando de todo y
conseguimos rellenar todos los datos correctamente y enterarnos de que, si todo
iba sobre ruedas, llegaría en una semana a la FTI. Lo mejor de todo es que la
mujer de correos nos hizo un descuento por ser extranjeros y nos cobró unos 50
yuanes menos de lo que costaba (220 à 176 = cerca de 22 euros
en total entre los 5). Desde aquí, señora, ¡OLÉ TÚ! Nos despedimos con un
“hasta luego”, porque tendremos que volver a enviar el mismo documento, esta
vez el DEFINITIVO. Voy a mandar un mensaje a los de la FTI con vuestro permiso:
Señores de Gestión Académica, buenos días, muchísimas gracias por obligarnos a
pagar un correo certificado desde la otra parte del mundo en pleno silgo XXI
cuando con un fax llegan al momento y podemos entregar más tarde cuando
volvamos. Gracias por colaborar a que el viernes fuéramos un poquito menos
ricos. Con todo mi amor, Marc.
2. A la sexta, va la
vencida. En mi última entrada comenté que el
librero mentía más que hablaba cuando nos decía que volviéramos otro día para
encontrar el único libro que nos faltaba. Pues bien, el viernes entonó de nuevo
el famoso artículo de Larra “Vuelva usted mañana” y nos obligó a ir el sábado a
las 2 de la tarde. WTFquehorassonesasdeiracomprarlibros! Estaba más indignado
que un ministro cuando no le dan un iphone. Ya ni me acordaba del libro, a decir verdad,
así que cuando Meri me recordó que teníamos que ir a comprarlo, me dio pereza,
pero allá que nos fuimos. Entramos, nos acercamos a la estantería y allí
estaban: LOS LIBROS. 10 preciosos libros salidos de fábrica. Hasta olían las
hojas a la tinta de la impresora. Un olor, una fragancia, un aroma… ¡Qué gusto!
Finalmente la odisea para conseguir el libro había puesto su punto y final, e
incluso podíamos practicar porque incluye un CD. No sé qué hay, pero me da a
mí, que vamos a escucharlo unas cuantas veces por si las moscas.
3. Una foto, un visado
y otra estafa. El viernes, decidimos no
salir y descansar por dos motivos: uno, porque teníamos un cansancio enorme; y
segundo, porque el sábado a las 9 de la mañana teníamos que estar todos en el
vestíbulo de la residencia para que nos hicieran el registro policial y nos
renovaran el visado. La única buena noticia, es que no teníamos que
desplazarnos. Sin embargo, estoy empezando a pensar que estos chinos no saben
que también se pueden hacer estos trámites a partir de las 11 o las 12. “Que no
pasa nada, amigos míos, dormir también es bueno para vosotros”. Algunos
decidieron salir hasta tarde, y otros directamente, empalmar. Había algunos que
la cara la tenían más desfigurada que en un cuadro de Picasso. A las 9 salieron
los coordinadores para explicarnos cómo iba a funcionar el tema: nos dividieron
en 2 grupos, los que eran becados por instituciones y los que venían de
universidades con convenio (¡presente!). A pesar de que éramos casi los últimos
de este turno, tuvimos suerte, porque nuestro grupo fue el primero en hacer
todo el papeleo. Nos ordenaron por países: rusos, japoneses, coreanos,
ucranianos y españoles. Y nos hicieron hacer cola en el segundo piso, donde hay
un restaurante, que lo habían habilitado para llevar a cabo todo el papeleo. Lo
que teníamos que hacer era muy simple: entregar el pasaporte, pagar (aquí
siempre antes de hacer nada), hacernos una foto, recogerlas, dárselas a otra
mujer y salir por la otra puerta. Fácil, ¿verdad? La gente iba pasando y
pasando, hasta que llegamos al primer mostrador, donde se encontraba nuestro
querido amigo Li Peng, cobrando. Y ahora viene el momento estafa. En principio
tenías que traer 460 yuanes (que son menos de 60€) para que te lo hicieran
todo. Pues bien, como casi nadie lo tenía justo, y aquí siempre que te dan
dinero o lo sacas del cajero te dan billetes de 100 yuanes, la mayoría
entregaban 500 yuanes, esperando los 40 yuanes de cambio. PERO NO. Simplemente
no te daban el cambio. El tío, con toda su jeta, te decía que ya te lo daría.
¿CÓMO QUE YA TE LO DAREMOS? Me enervé. Es decir, me levanto a las 8 de la
mañana un sábado después de estar toda la semana levantándome a las 7,
intentando entender a los profesores y estudiando más que un japonés
inyectándose Redbull en vena, me hacéis esperar 50 minutos, me sopláis dinero
por unas pruebas médicas que ya tenéis, os pago una pasta por un visado por
segunda vez, y encima tienes la desfachatez de decirnos que YA TE LO DAREMOS. ME CAGO EN SATANÁS. Se cerró en banda y dijo que no, pero vamos, poco voy a
tardar en ir a buscarlos. Si hace falta me planto en su casa. Y nada, más
indignado que Artur Mas cuando supo que Eurovegas no iba a Catalunya, esperé mi
turno para hacerme mi foto, en la que al menos salí agraciado. Cogí las que me
dejaron y al final solo me dejaron firmar el papel (¡gracias por dejarme firmar
un papel que me pone mi nombre!) y poner la fecha. Lo de las entradas, nada, se
lo preguntó Judit pero la chica la ignoró más que un guiri cuando le ponen un
vaso de agua en Lloret de Mar. Así que no sabemos ni cuántas entradas al país
nos pondrán (aunque seguramente nos pondrán una y se terminó), ni cuándo nos
darán los pasaportes, ni cuándo tendremos los visados de nuevos. Todo y todos
controladitos.
4. Cena de clase. Ayer por la tarde/noche una chica nos sugirió ir a cenar
con el resto de compañeros de clase de intermedio dos para conocernos mejor y
que haya buen rollo entre nosotros. Sobre el papel, la idea sonaba fantástica.
En principio la hora de quedada eran las 7 de la tarde, pero tuvimos que
adelantarlo hasta las 6.30 porque los japoneses no podían volver al campus más
tarde de las 8. No sé si os habéis enterado, pero Japón ha comprado unas islas
y China se lo ha tomado como una ofensa y ha estallado un
conflicto político entre los dos países. Consecuentemente, los japoneses que
están por China tienen que ir con cuidado y tienen “toque de queda”. Pero, por
los avatares del destino, al final salimos a las 7, porque uno llega tarde, la
otra tenía que pintarse como una puerta para salir a cenar… ¡Cosas que pasan! Y
más tarde, no pillábamos un taxi ni a la de tres. Hubiera resultado más fácil
ir andando, pero nadie quería. Al final, cogimos el taxi y el memo del
conductor se equivocó y nos dejó en otro sitio, por lo que tuvimos que echar a
andar un rato para después coger otro taxi, que ahora sí, nos dejó en el sitio
en el que íbamos a cenar. Cuando llegamos al bar, me dicen que están en otro,
justo al lado, porque el otro estaba lleno. Y ya cuando mi nivel de indignación
era ya máximo, no había mesa para todos, así que tuvimos que separarnos y cenar
con las italianas a las que ya conocíamos, así que cena de clase TURURÚ. Uno
que iba dispuesto a conocer al resto de la clase… Ná de ná. Cenamos en un sitio
un poco chic, en el que la
iluminación iba cambiando de color, las mesas era modernas y ponían música dance. Hasta nos pusieron La gasolina
(A ella le gusta la gasolina, dale más gasolina).
A todo esto, eran ya más de
las 8, así que toque de queda lo que yo te diga. La cena estuvo genial (pizzas
tamaño pizzas y hamburguesas con ensalada y patatas fritas), un poco más cara
de lo habitual (en total, pagué por la cena 4€, pero aquí eso es caro. Lo sé,
cuando vuelva me dará un panic attack al
ver la cuenta), pero para 1 vez muy de tanto en tanto, está bien. Finalmente,
tocaba acudir al bar en el que en principio habíamos quedado, pero cuando
llegamos allí no había ni rastro de los de la clase. Llamó una chica a Fiamma,
una chica italiana que estaba con nosotros, y le dijo que estaba en otro y que
si íbamos a ir para allá. ¡Bravo, bravo y mil veces bravo chica! Como sabíamos
dónde estaba, no te jode… Así que decidimos volver, hartitos de comida, pero un
poco molestos por cómo lo habían organizado todo. Hoy, cuando he entrado por la
puerta, he fulminado a más de uno con la mirada, menos a un chico japonés que
tuvo la decencia de venir a preguntarnos qué tal la cena, y que nos veíamos en
el bar. Chico, Takahashi o como te llames, ¡OLÉ TÚ!
Para ser China no está nada mal |
5. PinkyGirl. Una de las cosas que siempre he querido hacer es conocer
a una norteamericana que fuera animadora en el instituto, solamente para medir
su grado de estupidez. De esas que cuando les dices que eres español, te
contestan: ¿y en España tenéis ordenadores? Pues tenemos una de esas por aquí.
No sé si era animadora o no, pero es más tonta que un nabo. Una mujer que se
apunta tu nombre y un rasgo físico en una libreta para recordar tu nombre, o
que pregunta si en España hay chicas que sean rubias, sinceramente, no merece
mucha atención; sólo si tienes ganas de echarte unas risas. La hemos apodado
“Pinky”, porque nos dijo que le encantaba China porque aquí todo era “pinky”,
es decir, de color rosa, que en EEUU todo es azul y negro y por eso le encanta
estar aquí. Hace una semana o así, fuimos a Tesco (a darnos una vueltecita por
el supermercado, nuestro hobby favorito)
y hacía un poco de rasca, así que todos íbamos algo abrigados, pero ella iba
con vestidito. Iba bebiendo un refresco de té tipo Nestea (aquí hay de muchos
tipos) y un chico le preguntó:
A: ¿No tienes frío?
B: ¿Frío? No, este té no es frío, en esta país no hay nada frío.
A: ¿Cómo dices?
B: ¿Qué me has preguntado?
A: Si TÚ tienes frío.
B: ¡Ah! No.
Chica, te faltan
unos 15 minutos más en el microondas.
6. Los hijos de Mao. He decido que siempre que vaya a hablar de las chaladuras
de la sociedad china, voy a colocar este título. Creo que me estoy
acostumbrando a ellas, porque no he visto cosas muy raras estos últimos días.
Como siempre, cruzan la calle sin tener en cuenta su vida, tocan todo en el
supermercado para luego dejarlo, visten peor que Agatha Ruiz de la Prada, se
gritan en cualquier sitio, te miran raro cuando vas por la calle, escupen, se
suenan los mocos en medio de la calle… LO NORMAL. Lo único así estrambótico, es
que nos contaron que vieron a un viejo masturbándose por una calle persiguiendo
a las colegialas. En fin, ya llegarán más episodios cargados de anécdotas que
os harán flipar. Son demasiados, así que ni que sea por estadística…
真的吗? JAJAJAJA. Estas es buena. |
Y esto es todo por el momento. Para
aquellos interesados, mi convivencia con Dimitri va bastante bien. Ya no llama
la SIESA por la mañana, ahora llama él. Además, se va a dormir pronto, así que
no hace ruido cuando estoy durmiendo, tienes las cosas recogidas, me enseña
fotos que ha hecho, me pregunta dudas sobre sus deberes… ¡Todo bien! Estoy
planteándome seriamente quedarme con él y pagar mucho menos de residencia, ya
que estoy adaptándome muy bien a vivir con él en la habitación. Ya decidiré más
adelante.
Gracias a todos los que me seguís, un placer que todo lo que escribo lo lea tanta gente.
Un abrazo enorme,
No hay comentarios:
Publicar un comentario