Anne Hélène Suárez: Los libros chinos que llegan a
España no siempre lo hacen por sus méritos literarios
Si hay alguien que conoce los entresijos
del mundo de la traducción y la literatura china esa es Anne Hélène Suárez Girard. Esta reputada sinóloga, profesora
de la Universidad Autónoma de Barcelona y premiada traductora de literatura es
la responsable de que podamos disfrutar en español del Daodejing,
los poemas de Li Bai
o la más reciente novela ¡Vivir!, de Yu Hua. Hoy hablamos con ella sobre la situación
de la literatura china en lengua española y analizamos las características de
las obras que llegan a las estanterías de nuestras librerías.
¿Qué
mueve a los editores a escoger obras chinas?
Aunque esta pregunta habría que hacérsela
a los editores, sospecho que lo que les mueve (al estar basado principalmente
en criterios comerciales) es el hecho de que un determinado libro se venda en
otros países occidentales, particularmente en los de habla inglesa y en menor
medida en Francia y Alemania. Una de las razones de que un libro chino se venda
en otros países está relacionada con la posible carga de “escándalo” que se le
atribuya en China. Por ejemplo, si un libro se publica en inglés y se promociona
como “obra prohibida en China” por su contenido político o sexual, tendrá
muchas más posibilidades que otros libros chinos coetáneos que carezcan de ese
señuelo, independientemente de su valor literario.
¿Cuál
es el género más popular? ¿Qué tipo de encargos te llegan para traducir desde
el chino?
A primera vista, lo que más éxito tiene
son las novelas contemporáneas. En mi caso, los encargos que me llegan para
traducir del chino son casi exclusivamente de este tipo de obras.
Hago otro tipo de traducción del chino,
más “sinológico”, por decirlo de alguna manera: de textos clásicos, de
pensamiento o de poesía. Pero soy yo la que los propone; esas traducciones no
responden a encargos.
¿Es
consciente el editor de la dificultad que entraña traducir del chino? ¿Qué tipo
de correcciones o cambios se “atreven” a hacer?
Sinceramente, creo que hay muy pocos
editores que sean conscientes de la dificultad que entraña traducir a secas; no
sólo del chino y no sólo textos cultos, también del francés o de otras lenguas
próximas, también textos infantiles. Incluso he conocido casos de editores que
anteriormente habían sido traductores, pero parecían haber olvidado todo de esa
etapa de sus vidas.
Que el editor “se atreva”, por emplear
tus términos, a hacer cambios o correcciones depende en parte de lo pactado en
el contrato de traducción y de lo que tolere el traductor. Soy muy abierta a
correcciones que mejoran mi traducción, particularmente cuando he tenido que
trabajar en un plazo muy corto y con prisa.
Sin embargo, cuando se trata de
traducciones del chino, soy intratable respecto a cambios o editing basados en las ediciones
existentes en inglés o en francés, que a menudo dejan el texto irreconocible.
Lo soy porque opino que, para eso, el editor puede encargar directamente la
traducción a partir de esas lenguas intermediarias y porque, como ya he dicho,
suelen cambiar tanto el estilo del original que el simple hecho de que el
editor quiera hacer ese tipo de cambios demuestra su poco o nulo respeto a la
calidad literaria del texto original y a mi labor. De todos modos, es algo que
no me sucede nunca. Sí ha sucedido a traductores que conozco, quizá porque, por
falta de experiencia, no dejaron suficientemente claras sus condiciones antes
de aceptar el encargo; pero me consta que ya no caerán en este tipo de trampa.
¿A qué
perfil de lector van generalmente dirigidas las obras chinas?
No lo tengo muy claro, la verdad es que
nunca he investigado este tema. En principio, las novelas contemporáneas van
dirigidas a cualquier lector de narrativa, por lo general más o menos amante
del realismo. Pueden ser lectores muy jóvenes; de hecho, se han publicado obras
de autores (sobre todo autoras) de menos de veinte años.
Hay que tener en cuenta que la elección
de textos por parte de los editores se basa en criterios que a menudo no tienen
nada que ver con lo literario. En muchos casos lo que se valora es que la
narración refleje la vida cotidiana en la China actual (o en su historia
reciente) y que contenga en mayor o menor medida cierta problemática que el
público de aquí identifique fácilmente como “China”, con frecuencia relacionada
con la censura. Así, otras consideraciones más “literarias” pasan a un segundo
plano o se esfuman totalmente. Su éxito, salvo en casos excepcionales como Cisnes salvajes,
suele ser fugaz.
En cuanto a los clásicos chinos, por su
condición misma, no van “dirigidos” a un público de aquí y ahora. El editor que
los publica sabe que, aunque puedan conseguir cierto éxito de ventas inmediato
(por ejemplo si la prensa responde bien o si reciben algún premio) se trata de
libros de salida lenta y (al menos en principio) duradera. Por eso mismo pueden
interesar a todo tipo de lectores: de literatura, de filosofía, que sientan
curiosidad por la civilización china o pertenecientes al mundo académico.
¿Qué
obra china dirías que es la más conocida en nuestro país? ¿Por qué?
No lo sé, probablemente es una pregunta
para gente que maneje estadísticas. Supongo que es el Yijing
(El libro de las mutaciones). También podría ser es el Daodejing
o quizá las Analectas de Confucio. Si es así, es por la moda de la
“sabiduría china”, a veces recibida de cualquier manera, con traducciones
indirectas y más o menos inventivas de esos textos cuyos preceptos se aplican a
cualquier aspecto de la vida.
El ejemplo más claro es el del Yijing,
que se ha traducido casi siempre (con alguna excepción) a partir de la versión
de Richard Wilhelm. Esto ha pasado en todos los idiomas occidentales, incluido
el inglés, porque además en los años 60 y 70, sobre todo con la psicodelia,
estuvo my de moda consultarlo echando las monedas.
En narrativa moderna supongo que es
“Cisnes salvajes”, porque cuenta en todo realista y autobiográfico historias
qua abarcan gran parte del siglo XX chino; porque lo hace una mujer, porque lo
cuenta de un modo sencillo y fluido, porque contiene episodios truculentos
ambientados en un país y en unas épocas que aquí despiertan interés y están
rodeadas de misterio a pesar de la abundante filmografía existente…
Cuando
traduces, ¿sigues algún procedimiento en concreto?
No. Cada libro y, en realidad, cada
fragmento, cada frase, requiere su tratamiento. El procedimiento es de
constante adaptación al original, que a menudo, por la brevedad de los plazos,
no se conoce previamente. Tengo muy en cuenta el estilo, los registros, los
juegos del lenguaje y siempre trato de producir en el lector del texto de
llegada una sensación lo más similar posible a la que produce el texto de
partida en el lector de su lugar y época. Eso implica que procuro no cambiar el
estilo del texto, a diferencia de lo que hacen muchos traductores de narrativa
china contemporánea en francés y en inglés, que dan la impresión de que todos
los autores chinos escriben igual, de un modo totalmente neutro, como de
documental sobre la sociedad china.
En los textos clásicos, igual. Trato de
mantener la cadencia y la musicalidad, las reiteraciones si las hay. No estoy a
favor de la traducción en prosa de la poesía, por ejemplo, que se limita a
verter el contenido más evidente, dejando fuera del texto de llegada tanto la
forma (tan importante en la poesía clásica) como las posibles multiplicidades
de sentido; el texto resultante no suele tener gran interés, el contenido
parece banal y el estilo telegráfico.
¿Qué
crees que es lo más importante cuando se traduce del chino?
En la traducción de cualquier idioma,
creo importante lo que ya he mencionado antes: tratar de producir en el lector
de llegada un efecto similar, dentro de las limitaciones inevitables, al que
produce el texto de partida en sus lectores naturales. Es a lo que creo que
debe tender una traducción. Eso a menudo resulta mucho más difícil partiendo de
una lengua tan distinta de las latinas como el chino que partiendo de una
lengua de las consideradas “próximas”; pero nunca es fácil.
Como
traductora y sinóloga, ¿qué libro te gustaría traducir que todavía no hayas
traducido?
Hay muchos, sería imposible dar una lista
si abarco también los que quisiera traducir del francés. Sólo del chino hay
unos cuantos que tengo en proyecto (o bien en proyecto individual o bien en
colaboración), prácticamente todos ellos textos literarios del chino clásico:
de poesía, de pensamiento o de estética.
Fuente: Caroggio Irene T. Anne
Hélène Suárez: Los libros chinos que llegan a España no siempre lo hacen por
sus méritos literarios. En: Zaichina.net [en línea]. 24 de mayo de 2012.
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